“El cambio que aún no se ve en el Ecuador y que con ansias esperamos”
Durante una década, la república ha sufrido reiteradamente severos atropellos que han afectado hasta hoy a la ciudadanía, la institucionalidad y el estado de derecho, cual basamentos de la democracia.
La atomización política, el fraccionamiento de la sociedad, la degradación de los operadores de justicia y seguridad, la corrupción institucionalizada y una fiebre incontrolable por el poder; es tan solo una aproximación de nosotros una realidad inmerecida para nuestra patria.
A pesar de que aún los ecuatorianos no vemos el cambio esperado, la democracia todavía conserva sus luces, todavía abrigamos la esperanza para que la razón, la libertad, la justicia, la igualdad, la inclusión, el derecho y la fraternidad entre los ecuatorianos, sean rescatados y reconstruidos en un tono aglutinante: constitucionalismo e institucionalidad. Se levantarán esas banderas para imponer el balance entre poderes y la supremacía del poder soberano; así lo establece la democracia y lo exige la república.
Señor Director, el cambio que esperamos, es el que centre a la persona como razón y fin de la sociedad y del Estado, con sus libertades, deberes, derechos y garantías en la visión de un liderazgo político que tenga la entereza y humildad para obedecer el mandato del pueblo.
Eco. Mario Vargas Ochoa