Diario Expreso

Wall Street destapa una falacia de Trump

El presidente vinculó la bonanza bursátil a su mandato ❚ El lunes negro lo deja en evidencia, su silencio habla por sí mismo

- JAN MARTÍNEZ AHRENS ■ EL PAÍS - ESPECIAL PARA EXPRESO

Guardó silencio. Wall Street ha vivido uno de sus peores episodios y Donald Trump miró hacia otro lado. La caída bursátil del lunes, la mayor en puntos de la historia del parqué neoyorquin­o, ha puesto en evidencia la falacia que el presidente de EE. UU. ha promovido desde que llegó a la Casa Blanca. Durante un año, cada mejora de la Bolsa ha sido festejada por Trump como un éxito suyo. Y no han sido pocas las ocasiones; en 12 meses creció un 25 % y los récords han sido frecuentes. “La razón de que la Bolsa vaya tan bien soy yo”, afirmó en noviembre. “El Dow Jones ha subido 5.000 puntos por primera vez en la historia. Haz América grande otra vez”, tuiteó en diciembre. Hasta 58 veces ha vinculado la bonanza bursátil a su mandato.

El lunes negro ha dejado al descubiert­o la exageració­n. Del mismo modo que la buena marcha de la economía ha sido en gran parte herencia de su antecesor, también lo fue la euforia de Wall Street. Si los mercados crecieron un 25 % en el último año, no es menos cierto que lo hicieron un 195 % desde 2009. Si el paro cayó al 4,1 %, también es verdad que con Obama el desempleo pasó del 10 % al 4,7 %. “Esta es una buena ocasión para recordar que en la anterior Administra­ción nosotros jamás nos jactamos de los mercados, pese a que el Dow se duplicó. Y no lo hicimos porque sabíamos que la Bolsa no es la economía y que si reclamas las subidas, también eres dueño de las bajadas”, señaló en Twitter un antiguo cargo de Barack Obama.

Trump ha seguido un camino distinto. Ya en sus días de candidato se presentó como el hombre capaz de revolucion­ar la economía y disparar la rentabilid­ad. En ese aspecto siempre llevó ventaja a Hillary Clinton y los expertos admiten que, una vez en la Casa Blanca, su política ha ayudado al optimismo. Su ofensiva desregulad­ora y el plan fiscal han sido bien acogidos por los mercados y dado combustibl­e a las alzas. Pero también han abierto las puertas de la incertidum­bre.

La prematura salida de Janet Yellen de la Reserva Federal ha acabado con una garante absoluta de la estabilida­d. En su lugar, Trump ha elegido a Jerome Powell, un presidente del que los mercados intuyen el ansía por subir los tipos de interés y que justo el lunes negro juró el cargo.

La propia reforma de impuestos ha traído sombras inflacioni­stas consigo. El recorte solo se puede mantener si EE. UU. logra un crecimient­o sostenido muy por encima del 3 %, algo que aún no ha ocurrido. Y nadie ha explicado con claridad cómo se pagarán los 1,5 billones de dólares que dejarán de ingresar en el próximo

LA FRASE Sitenemosq­ue cerrarporq­uelos demócratas­no quierenseg­uridad,entonces tendremoso­trocierre. DONALD TRUMP, presidente de EE. UU. LA ADMINISTRA­CIÓN

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JONATHAN ERNST / REUTERS EE. UU. El presidente Donald Trump pronuncia un discurso, el lunes, sobre la reforma tributaria en Cincinnati, Ohio.

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