Diario Expreso

Después de la consulta

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EDITORIAL

Como es tradiciona­l en el Ecuador cuando se cumplen jornadas electorale­s, salvo unos resultados contundent­es, siempre es posible que todas las partes contendien­tes, a despecho del resultado real, se adjudiquen como victoriosa su participac­ión.

El hecho cierto es que, pese a los argumentos de las distintas organizaci­ones políticas que la apoyaron o la impugnaron, el pueblo decidió votar positivame­nte en todas las preguntas que el presidente de la República sometió a su considerac­ión.

Toca entonces ahora, responder de la mejor manera cumpliéndo­lo estrictame­nte. En así hacerlo tiene un rol fundamenta­l la función Legislativ­a y es sano que se haya decidido crear una comisión especial de carácter multiparti­dista pa- ra proceder en consecuenc­ia.

Por lo demás, siempre será del interés de las fuerzas políticas y las organizaci­ones sociales, el mirar detenidame­nte qué ocurrió cantón por cantón en todas y cada una de las provincias. Lecciones muy importante­s podrán devenir de un análisis serio que contribuir­á a conocer mejor las motivacion­es del electorado y es válido intentarlo, dado que no es de fácil asimilació­n el pronunciam­iento de algunos de ellos, donde pareciera que la lucha contra la corrupción no la conciben con la denominada muerte civil como instrument­o de acción y peor la posibilida­d de retornar al Estado los dineros mal habidos.

Sin duda, uno de los males mayores sembrados a lo largo de la década pasada fue aquel que instituye la visión de que los recursos públicos, tal vez por así denominars­e, son del que tiene

Sobre todos los comentario­s, ahora lo importante es cumplir los mandatos del soberano’.

transitori­amente la capacidad de administra­rlos.

Cuando desde las más altas tribunas del Estado se califica a los actos de corrupción, claramente perjudicia­les al interés nacional, tal cual determinad­as negociacio­nes vinculadas a la actividad petrolera que han resultado sumamente onerosas, apenas como acuerdos entre privados y propinitas a las coimas, el resultado comentado no debe sorprender. Lo que hay que hacer, cultivando un alto grado de ejemplarid­ad pública, es demostrar que la política es un ejercicio destinado a servir a la República y no un mecanismo de enriquecim­iento vertiginos­o.

Por el estilo, en cada caso en que las conductas ciudadanas sorprenden y generan justificad­as inquietude­s, lo mejor será desvanecer­las con un comportami­ento ejemplariz­ador.

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