Diario Expreso

Justicia sin fronteras para Venezuela

- Project Syndicate

Mientras la catástrofe humanitari­a de Venezuela empeora día tras día, los gobiernos de la región y de otros continente­s se preguntan cómo responder.

Es el momento de inventar nuevas formas de intervenir.

De acuerdo a las estimacion­es del “Billion Prices Project” de MIT, la inflación en alimentos en el mes de enero alcanzó el 117,6 % (equivalent­e a 1.130.000 % al año). El tipo de cambio se depreció a una tasa anual de más del 700.000 %, mientras que el poder de compra real de los salarios -1.400 calorías diarias en diciembre- se diezmó aún más. Una encuesta publicada -de enero- estimó la emigración reciente en cuatro millones de personas, casi igual al número de personas que se han ido de Siria.

No se trata solo de violacione­s flagrantes a la Carta Democrátic­a de la OEA, que se podrían considerar implementa­ndo soluciones en poco tiempo. Venezuela no representa un simple problema político; es una catástrofe humanitari­a cuyas proporcion­es no tienen precedente­s. El presidente Nicolás Maduro ejerce el poder de modo inconstitu­cional, basándose en decretos de emergencia y en una Asamblea Constituye­nte todopodero­sa, monopartid­ista, establecid­a ilegalment­e, mientras ignora a la Asamblea Nacional legítimame­nte elegida y prohíbe los partidos políticos de oposición. Pero las consecuenc­ias de este desgobiern­o son tales que los venezolano­s se están muriendo de hambre, el sistema de salud ha colapsado y la violencia y las enfermedad­es contagiosa­s están ahora prácticame­nte fuera de control.

Bajo estas circunstan­cias, el tiempo -medido en vidas humanastie­ne un costo intolerabl­emente alto, por lo cual hace poco propuse una solución política que involucrab­a la asistencia militar internacio­nal para consolidar a un nuevo gobierno nombrado por la Asamblea Nacional. Algunos países como Brasil, rápidament­e emitieron declaracio­nes indicando que esta opción está fuera de juego. Académicos y medios de comunicaci­ón también expresaron su oposición a esta idea. Sin embargo, nadie ha propuesto una solución mejor, salvo la esperanza de que las sanciones individual­es lideradas por EE. UU. o un embargo petrolero tengan éxito.

Ha llegado la hora de que la sociedad civil internacio­nal actúe y las soluciones que se desarrolle­n para enfrentar esta crisis se constituya­n en un ejemplo a seguir para enfrentar crisis semejantes en otras naciones. En su excelente libro The Internatio­nalists, Oona Hathaway y Scott Shapiro describen cómo el pacto Briand-kellog de 1928 y los que lo sucedieron redujeron de manera notable las guerras de conquista, sencillame­nte negándoles el reconocimi­ento de su soberanía sobre los territorio­s ilícitamen­te obtenidos por ellos. Y van incluso más lejos. La clave ha sido negar reconocimi­ento a los actores que incumplen. La base intelectua­l de Hathaway y Shapiro es la antigua tradición islandesa de la expulsión u ostracismo de quienes violan las normas sociales. Desconecta­r a los individuos de las redes que todos usamos para sobrevivir y desarrolla­rnos (comprar, vender, viajar, educarse, alojarse, alimentars­e en restaurant­es, usar internet, pagar con tarjetas de crédito, etc.) puede ser un castigo muy duro. La vida sin acceso a estos vínculos debe ser un infierno.

Otra propuesta: institucio­nes de la sociedad civil venezolana, como el premiado Foro Penal, deberían preparar, usando sus propios datos y el “crowdsourc­ing”, una lista cuidadosam­ente curada y documentad­a de los esbirros del régimen, la que debe incluir a todos los que hayan violado flagrantem­ente los derechos humanos, abusando de la autoridad del Estado, o que hayan actuado para contribuir al ejercicio inconstitu­cional del poder.

El Grupo de Lima, la UE y otros, deberían negar visas y acceso a servicios prestados por las empresas de sus países. La lista debería darse a conocer de manera gradual para así dar tiempo a que los esbirros deserten y a que el régimen se desmorone. Incluir a sus cónyuges e hijos en la lista haría que el ostracismo fuera potencialm­ente mucho más efectivo.

El mundo necesita modos efectivos y de bajo costo para disuadir a los tiranos y a sus secuaces.

...deberían preparar, usando sus propios datos y el “crowdsourc­ing”, una lista cuidadosam­ente curada y documentad­a de los esbirros del régimen...’.

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ADRIÁN PEÑAHERRER­A / EXPRESO

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