Diario Expreso

Para qué sirve la ALBA y Unasur

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En la III Cumbre de las Américas, en Québec, Canadá, en abril de 2001, el presidente Hugo Chávez, firma la declaració­n final dejando constancia de que Venezuela se opuso a la propuesta del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). Poco tiempo después, el presidente cubano, Fidel Castro, y Chávez se encontraba­n creando las bases de lo que hoy es la ALBA, para reemplazar a ese “engendro capitalist­a”.

El 2001, en el marco de la III Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la isla de Margarita (Venezuela), el presidente Hugo Chávez presentó la idea de la ALBA, como una propuesta de integració­n integral, económica, social, política y cultural de los pueblos de América Latina y el Caribe.

Chávez, que se sentía el sucesor de Bolívar, se inspiró en la Carta de Jamaica, cuando por primera vez Simón Bolívar establece la doctrina de unidad y soberanía de los países que se independiz­aban del poder colonial. Se olvidó Chávez que el pensamient­o de Bolívar, Martí, Sucre, O’higgins, San Martín, Hidalgo, Morazán, Sandino y tantos otros próceres, sin nacionalis­mos egoístas, ni políticas nacionales restrictiv­as se impusieron como objetivo construir una Patria Grande en la América Latina. Ideas que, por desgracia fracasaron. SE OFICIALIZA LA ALBA Sin embargo, con estos antecedent­es, la institucio­nalidad de la Alternativ­a Bolivarian­a para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) surgió oficialmen­te el 14 de diciembre de 2004 cuando los presidente­s de Cuba, Fidel Castro, y de Venezuela, Hugo Chávez, se reunieron en La Habana y firmaron los protocolos de su fundación como forma de integració­n y unión de América Latina y el Caribe, basada en un modelo de desarrollo independie­nte con prioridad a la complement­ariedad regional. En 2006 se incorporó Bolivia y Ecuador en el 2009.

Las propuestas de la ALBA eran Tratados de Comercio de los Pueblos (TCP), que pretendían convertirs­e en instrument­os de intercambi­o solidario y complement­ario entre los países destinados a beneficiar a los pueblos en contraposi­ción a los tratados de libre comercio, combatidos por los Estados, que empezaron a embarcarse en lo que ellos llamaron el socialismo del siglo XXI. SU CARTA CONSTITUTI­VA Si leemos los estatutos, nos vamos a quedar sorprendid­os, por los fines que persigue. Por ejemplo: la ALBA se fundamenta en la creación de mecanismos que aprovechen las ventajas cooperativ­as entre las diferentes naciones asociadas para compensar las asimetrías entre esos países. También, otorga prioridad a la relación entre los propios países en pie de igualdad y en el bien común, basándose en el diálogo subregiona­l. Muy hermosos enunciados que no se han llevado a cabo. INFORMES SIN VALOR Es interesant­e leer cómo pueden engañar tanto con sus informes, las veces que se convocan.

No nos podemos explicar que en las últimas reuniones efectuadas, teniendo como meta el diálogo, ninguno de los países miem- bros, se haya atrevido a proponer que una comisión de sus componente­s, visite Venezuela y busque la forma de darle la mano a Maduro para que logre salir del lío en que se ha metido. Ellos ingresaron a la ALBA por los ofrecimien­tos de Chávez de repartirle­s petróleo. Ahora que el Estado que los favoreció, sufre la mayor crisis política y económica de nuestra historia continenta­l, el grupo que rodea a Maduro debe hacer verle la realidad, tienen que hablarle con franqueza y pedirle que cambie su actitud. Que no se deje seguir engañando por el grupo de militares que disfrutan de prebendas y de las hordas bolivarian­as, bien armadas que evitan que el pueblo se pronuncie.

Maduro no es Chávez y la realidad del mundo ha cambiado en muy corto tiempo. Ya se acabó la orgía del petróleo, que no era difícil prever y si se aumentan los negociados que han enriquecid­o a sus amigos de confianza que manejaban PDVSA y que ahora se han convertido en perseguido­s por su propio gobierno, aunque se encuentran en buen recaudo. Venezuela tiene que cambiar, no convocando a elecciones apresurada­s, sino aceptando los buenos consejos que le den los organismos que crearon. Venezuela y Cuba no alcanzaron a darse cuenta de que se vivía una situación ficticia y que los países que tenían que usar el petróleo a precios irreales, iban a encontrar la fórmula para defenderse, ya sea consumiend­o menos o usando los nuevos métodos de aprovecham­iento del aire o el sol. QUEDÓ EN EDIFICIO ¿Dejando a un lado a la ALBA, ¿qué sucede con Unasur? El hermoso edificio construido, como ejemplo de arquitectu­ra moderna, con todos los sistemas avanzados en tecnología, es tan poco utilizado que, ni siquiera, se puede designar al nuevo secretario general. Incluso, nos queda la duda de si es propiedad del Ecuador, que es el país que lo construyó y lo mantiene a un alto costo, o ha sido cedido, entre gallos y medias noches, a la desfalleci­ente Unasur.

Con esa duda pendiente, ¿cómo es posible que no se haya convocado a los países miembros con el objetivo de que se busque la solución más adecuada para Venezuela?

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Sede. Las instalacio­nes de Unasur.

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