Los reprobados
Con el triunfo del Sí en las urnas, el soberano decidió entre otras cosas, mandar a sus casas a los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, entendiéndose que el pueblo mayoritariamente ha reprobado su desempeño, identificando claramente a quién realmente servían y representaban. Acto seguido, algún desubicado se mandó una mamarrachada monumental al pedir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos medidas cautelares contra la decisión mayoritaria del pueblo del Ecuador. ¿Y la Cancillería? Bien gracias. La verdad es que no tienen sangre en la cara, estos son los verdaderos “cara de tuco”. Ahora andan unos cuantos agitaditos buscando un cupo dentro del Consejo Transitorio y la razón no pasa necesariamente por el sueldo del que van a gozar, sino porque una de sus principales tareas será la de evaluar el desempeño de varias autoridades, como el fiscal general, contralor, procurador, miembros del Consejo de la Judicatura, del Consejo Nacional Electoral, del Tribunal Contencioso Electoral, defensor del Pueblo, superintendentes; teniendo la potestad de reemplazarlos en el caso de que su desempeño no haya estado a la altura de sus delicadas funciones y altas responsabilidades. Algunos de los que estarán bajo la lupa de este Consejo Transitorio ya están haciendo puntos para no ser expulsados. Al más puro estilo colegial, se están esmerando en emitir informes sustanciosos que vienen hasta con responsabilidad penal contra ciertos actores de la década perdida; otros han resultado alumnos perezosos, irresponsables y poco aprovechados, y con seguridad serán removidos.
No hay otro camino que el cumplimiento sin dilación del mandato popular, por ello señor presidente, cuando envíe a la Asamblea los nombres de los candidatos para integrar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio no olvide dos detalles importantes: que se deben escoger personajes destacados en el quehacer nacional con amplia representación y sin antecedentes oscuros en su trayectoria, e incorporar a la Academia en tan importante proceso. ¡Afuera los reprobados!