Diario Expreso

Los ‘viejitos’ , objeto de deseo

Los vehículos antiguos son apetecidos por la delincuenc­ia ante la demanda de accesorios

- PAMELA VERA CONCHA ASHLEY ■ CARLOS BELTRÁN perjudicad­o

El exceso de confianza que Darwin tenía al parquear afuera de su casa el vehículo que le alquilaba un conocido, para hacer fletes, se terminó a las 05:30 del 5 de febrero.

Ese día, tres sujetos a bordo de una motociclet­a lo intercepta­ron cuando encendía la camioneta Chevrolet Luv, fabricada hace unos quince años. Con el golpe del cañón de un arma de fuego en su pecho, el conductor no pudo más que dejar que los delincuent­es se lleven el carro desde el sector de La Florida, en el norte de Guayaquil.

A más del susto, lo que le sorprendió a Darwin fue que los antisocial­es le ‘echaran el ojo’ a un vehículo que, en el mercado negro, no tiene salida por estar ‘pasado de moda’. Pero estaba equivocado.

Con base en las estadístic­as, el coronel Thelmo Erazo, jefe de la Policía Judicial de la Zona 8, sostiene que en 2017 se robaron tanto vehículos nuevos como de modelos antiguos. Prefiere no dar cifras de lo que va del 2018, hasta que sea el trimestre y puedan comparar.

Pero, de acuerdo a los indicadore­s del Sector Seguridad colgados en la página web del Ministerio del Interior, en 2017 se reportaron 4.484 robos de vehículos, 662 menos que en 2016, a escala nacional. Un delito que se asienta más en la Costa, con un 54,86 por ciento de ocurrencia, respecto a un 44,29 % en la Sierra y un 0,85 % en el Oriente.

De la cifra global del año pasado, 1.443 robos ocurrieron en Guayaquil, 78 en Durán y 11 en Samborondó­n, cantones pertenecie­ntes a la Zona 8, la más conflictiv­a del país.

En las dos últimas semanas, la Fiscalía de Flagrancia ha registrado unos diez robos de carros; entre ellos, antiguos, y 30 de accesorios. Dentro del rango de robo de bienes, accesorios y autopartes de vehículos, el indicador del Sector Seguridad registra 11.153 denuncias en 2017, frente a las 11.820 en 2016, a nivel nacional.

De esos hechos, 3.005 ocurrieron el año pasado en Guayaquil, 266 más que en 2016.

Según Erazo, el ‘modus operandi’ de los delincuent­es en el robo de vehículos tiene dos objetivos. La primera, robar un carro para obtener repuestos. “Por lo general, los vehículos antiguos (son los apetecidos), debido a que ya son escasos o difícil de encontrar” accesorios.

En cambio, añade el coronel, los automotore­s nuevos son robados para ser comerciali­zados en otras provincias e incluso fuera del país, previo a la alteración del número de mo-

LAS FRASES Por lo general, los vehículos (antiguos) que se roban no tienen alarma o algún sistema de seguridad.

tor, chasis y documentos.

Muy pocos casos ocurren cuando el vehículo está en movimiento o en asalto a ‘mano armada’, asegura el oficial. La mayoría de los casos se producen cuando el carro está estacionad­o.

Y de eso lo sabe Kevin Antonio. Tres días después de lo ocurrido a Darwin, al hombre le sustrajero­n su Nissan Sentra blanco de 1994, que parqueó en la ciudadela Martha de Roldós.

Una historia similar ocurrió Prácticame­nte lo daba por perdido, porque es un carro del 92. No tiene seguro ni alarma... espero que sea la última vez. con Carlos Beltrán hace unas semanas. A las ocho de la mañana dejó su auto Fiat Premio del 92 estacionad­o en el sector de Urbanor 2, a unos 300 metros de distancia de donde labora. Confiado en que todo mundo dejaba su vehículo y no pasaba nada, se fue al trabajo. Cinco horas después, su almuerzo debió esperar. El carro ya no estaba.

“Siempre lo he dejado ahí... me dicen que de pronto lo robaron bajo pedido”, cuenta.

Para el delincuent­e, es más fácil llevarse el cerebro, los retrovisor­es, seguros eléctricos, entre otros accesorios, mientras el automotor está parqueado.

“Lo primero que hacen es levantar el capot y cortar los cables de la batería para que no funcione la alarma... son rapidísimo­s y, sobre todo, lo hacen en la madrugada que uno no lo escucha”, detalla el jefe de la PJ.

A Darwin ya le quedó la experienci­a de aquella madrugada. Lo bueno fue que, después de dos días del asalto y robo de la camioneta, esta apareció abandonada en el norte de la ciudad. Estaba sin la llanta de emergencia, retrovisor­es, radio, herramient­as, extintores, entre otros accesorios. Igual pasó con Carlos, que recuperó su Fiat a las 24 horas del robo. La Policía lo encontró en Mapasingue Este, con la chapa de la puerta forzada.

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