El sismo ocultó daños previos en el sistema Carrizal-chone
Un informe de la Contraloría estableció que el sistema de riego fue entregado con desperfectos ❚ La obra, que costó $ 170 millones, está paralizada desde 2016
Era un emblemático sistema de riego construido para poner fin a la sequía en el norte de Manabí. Kilómetros de tuberías que transportaban agua a 10.000 hectáreas productivas que desesperadamente la necesitaban. Pero el terremoto puso un abrupto fin al sueño.
Así, al menos, lo afirmaban la Secretaría Nacional del Agua (Senagua) y la Prefectura de la provincia. Pero un reciente informe de la Contraloría General de Estado determinó que el proyecto Carrizal-chone nunca funcionó al 100 %. El sismo fue, más bien, la excusa perfecta para contabilizar entre los daños las fallas de funcionamiento que plagaban el sistema desde hacía tres años.
La construcción de Carrizalchone empezó en 2004. La primera fase, edificada por la constructora brasileña Odebrecht, costó $ 125 millones e incluyó la colocación del tronco principal de tuberías.
La segunda fase le supuso al Estado otros $ 45 millones y contempló la automatización del sistema de agua y la conexión con la represa La Esperanza.
Sin embargo, el informe es claro: los desperfectos en las tuberías se producían con frecuencia, además de que nunca funcionó el sistema de automatización y sincronización de riego por el que se pagaron $ 373.744 y un adicional de $ 60.000. Tres reservorios de agua presentaron fallas y rupturas sin haber sido utilizados.
Y aunque los problemas fueron reportados por técnicos del Gobierno Provincial de Manabí un año antes del movimiento telúrico, las planillas fueron canceladas en su totalidad y los desperfectos permanecieron tal y como estaban.
El informe de Contraloría añade asimismo que Senagua conocía de los desperfectos y, pese a ello, la entrega oficial del proyecto se hizo incluso cuando 15 averías se encontraban en proceso de reparación.
El Consorcio E & G, responsable de la culminación del proyecto tras la expulsión de Odebrecht del país, respondió a la acusación con un inciso que luego los propios técnicos de la Prefectura de Manabí confirmaron: “La mayoría de los daños se han producido por defectos y mala calidad de la tubería”.
A su vez, Senagua contestó a la Contraloría aceptando que había daños que no correspondían al sismo. Sin embargo reiteraron que, legalmente, podían llevar a cabo la recepción definitiva, pues esta “no eximía al constructor de su responsabilidad por vicios ocultos, posteriores a la fecha de la recepción”.
En total el sistema, antes del sismo, funcionó al 60 % de su capacidad, indicaron los técnicos de la Prefectura de Manabí que constan en el informe.
Hoy por hoy, los imponentes tubos de Carrizal-chone se encuentran inertes, cubiertos de maleza, con roturas, formando un enorme conducto que cruza el paisaje manabita sin función alguna. Su reparación todavía no tiene fecha próxima. Lo único que se sabe a ciencia cierta es que para reparar los daños (tanto los del sismo como los previos a este) se necesitarán $ 18 millones.
Al momento no hay sanciones administrativas. Senagua y la Prefectura de Manabí, que aún debe recibir de manera total el control sobre el sistema, prefieren no señalar culpables. Pero, eso sí, señaló esta última institución a Diario EXPRESO, lograron llevar algo de alegría a los campos. “Se habilitó un sistema de canales abiertos que irrigan 3.000 hectáreas de las 10.000 que cubría Carrizal”.
EL DETALLE Denuncia. En diciembre del año pasado, miembros de Unidad Popular pidieron que se investiguen los costos del proyecto por contar con irregularidades. MAÑANA
En las entidades responsables de reparar los daños prima el silencio.