Legado de dos héroes
Ecuador y Guayaquil sufren la muerte de gestores de su vida comercial, agrícola, industrial y social. Sus buenas costumbres y valores son el legado de dos héroes. Tuve el privilegio de su amistad.
Clarita Bruno de Piana, de singular talento, carisma, virtudes, energía y buen humor, creó miles de plazas de trabajo. Innovó en el agro, el comercio y la industria. Maestra. Educó a sus trabajadores. Enérgica líder empresarial. Respetable dama.
Cuando asumí (1978) la presidencia de la Cámara de Industrias de Guayaquil y de la Federación Nacional, entusiasmada por mi defensa del libre mercado y abierta competencia, me asesoró en la industria de oleaginosas. Creó, entre otras, Oleica, Jasa y Sedosa. Le propuse me suceda en la Cámara. Mucho peso, me dijo.
Siendo presidente de Alica (Asociación Latinoamericana de Industrias y Cámaras de la Alimentación) realicé la primera reunión de la industria de la alimentación (12 y 13 de agosto de 1982) bajo el marco de Aladi. Participaron Alalc, Fao, Onudi, Sela, Aila y Copant. Designé a Clarita directora del comité organizador. Brillante labor.
Jaime Véliz Litardo, dinámico periodista, con profundos conocimientos y sensatos criterios de economía. Hizo del diario El Universo exponente de oportuna y sagaz noticia. Su dignidad, honradez e integridad eran su diario vivir. Catedrático, educador, historiador, investigador, autor de libros publicados e inéditos. Amigo honesto, frontal y principios definidos. Honorable. Un gran Señor.
Patriota. Vehemente defensor de nuestros derechos territoriales. Logró respeto, simpatía y autoridad. Asesor de importantes políticos. Secretario general de la Espol por 40 años. Nominado Soberano Gran Comendador y Gran Maestro Masón grado 33, en Ecuador. Leal, de talento lúcido y oportuna presencia cuando la economía iba al garete. Las nuevas generaciones deben conocer de sus vidas y ejemplos para que no muera la patria.
Las nuevas generaciones deben, necesariamente, conocer de sus vidas y ejemplos para que no muera la patria.