Nos faltan tres
Hace algunos años se especuló sobre la infiltración de carteles de droga en el país. Lo recuerdo perfectamente, como recuerdo también que fue un tema no aclarado. De igual manera se resguardó en extrema medida la información relacionada con la delincuencia organizada y callejera. La Policía, Fiscalía y jueces asumieron una cultura de responder que no estaban autorizados a dar información. Así, el tema de seguridad ciudadana se fue al extremo del sigilo. Ningún otro gobierno local o provincial tuvo el permiso de sumarse con recursos y colaboración en este sentido. El control lo tuvo el Gobierno central todo el tiempo. Ellos son los únicos responsables. Cuando tienes todo el poder en una gestión eres responsable en todo. El correísmo, en este sentido, lo fue.
Hoy, entre otras cosas, se produce un giro en el tema de la comunicación y la prensa nos muestra diariamente asaltos, crímenes, secuestros, como si fuera algo nuevo, pero no lo es. Estuvo escondido, tapado. Fuimos algunas voces las que dijimos que los jóvenes se estaban muriendo por las drogas y que los negocios extraños se multiplicaban para lavar dinero. Pero nunca respondieron adecuadamente, se reservaron muchas respuestas. El silencio fue ofensivo a la democracia. Como por ejemplo, todo el secretismo que giró alrededor del ataque de Angostura y el que ensombreció el famoso 30 de Septiembre.
Nos han secuestrado a tres periodistas. La presencia de terroristas en el país es una realidad sobre la que alguien debe responder. ¿Quién permitió que se enraícen aquí? ¿Qué hará Lenín Moreno?
Mientras nos responden, yo espero que las familias de los tres periodistas no pierdan la fortaleza, y que sean capaces de sentir la solidaridad nacional que los abraza a la distancia. Deseo sobre todo que no pierdan la esperanza de que volverán a casa. Espero de todo corazón que puedan abrigarse en la unión no solo de los periodistas sino de todo un país que hace eco a su corazón al son del grito: ¡Nos faltan tres y los queremos de vuelta!