¿Regresa el populismo a América Latina?
denigran a mujeres, personas de raza negra y gais”; y en México no existe segunda vuelta, el candidato que obtiene un voto más que los otros pasa a ocupar la presidencia. Y ese candidato, según encuestas, sería Andrés Manuel López Obrador, un populista veterano de dos contiendas presidenciales previas, que con los años parece estar moderando sus posturas: recientemente ha renegado de nacionalizar la banca y la industria, y de retirar a México del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Así, podemos aprender cuatro lecciones del posible éxito de esta nueva generación de populistas latinoamericanos. La primera: ¡No es la economía, estúpido! Las economías de Brasil, Colombia y México están creciendo, aunque de manera lenta y es difícil negar que el manejo macroeconómico ha mejorado y que las economías locales se han vuelto mucho más estables. Segunda: la mano dura en la mantención del orden público, incluso ampliar el derecho a portar armas, da buenos resultados en el ámbito político. La delincuencia y la violencia hoy día son los problemas más agudos para los electores latinoamericanos. Las soluciones complejas (una reforma penitenciaria o una nueva legislación antidrogas, técnica y moralmente válidas) no se traducen en apoyo electoral. Tercera: los candidatos del “establishment” parecen estar condenados. Finalmente: los candidatos de centro en AL, liberales o socialdemócratas, no han logrado lo que Trudeau en Canadá y Macron en Francia: elaborar una narrativa convincente de por qué y para quiénes quieren gobernar. Los candidatos populistas latinoamericanos -y sus homólogos de EE. UU. o Europa- proporcionan respuestas fáciles, aunque falaces. Si los moderados no aprenden a hacer lo mismo, sin engañar al electorado, seguirán siendo forraje para los tiburones populistas.
La mano dura en la mantención del orden público, incluso ampliar el derecho a portar armas, da buenos resultados en el ámbito político. La delincuencia y la violencia son los problemas más agudos para los electores latinoamericanos’.