Nos faltan tres
EDITORIAL
Desde cuando se tuvo la primera información, respecto a su secuestro por parte de grupos disidentes de las FARC, Expreso hizo pública su solidaridad para con los tres compatriotas que desarrollaban labores periodísticas en la frontera colombo-ecuatoriana y con sus familiares. Víctimas de su voluntad de cumplir responsablemente la necesidad de información de sus lectores, los colegas reiteran con su ejemplo aquello de que la profesión más hermosa del mundo es también un ejercicio peligroso.
Al estar por transcurrir dos semanas desde lo que se ha llamado “vil secuestro”, conviene hacer una ponderada reflexión sobre el repudiable acontecimiento y cabe la ponderación no únicamente por lo delicado de la situación sino que, reconociendo la falta de expe- riencia en el tratamiento del tema, es obligatorio meditar cada palabra alusiva a él.
Una primera reflexión quiere invitar al realismo en la apreciación de lo que realmente sucede en cuanto al narcotráfico. Se hace mal en querer referir exclusivamente a la frontera norte el foco de atención. Las actividades delincuenciales vinculadas a estupefacientes abarcan a toda la República, tal cual afectan a varios países de varios continentes. Con esa noción por delante es que se deben trazar todos los planes destinados a combatirlas.
Otra que no se puede dejar de lado, es la certeza de que las diversas manifestaciones de narcoterrorismo que se han dado desde el día 26 de marzo, nos han tomado de sorpresa, aunque fueron previstas. Por ello, toda la información que se considere conveniente
Frente al secuestro de los tres periodistas ecuatorianos cabe insistir en que su pronto rescate debe ser un esfuerzo binacional’.
transmitir, debe guardar el mayor sigilo respecto a la conducción de las operaciones. Luce también inconveniente entrar a contradecir públicamente determinadas noticias de la prensa colombiana y deberían más bien orientarse las declaraciones a buscar el esfuerzo en común de los dos países que son escenarios de las acciones terroristas que se manejan en un ámbito binacional.
Tal como lo ha señalado un exministro de defensa de Colombia: “los delincuentes juegan en ambos lados de la frontera, aprovechan donde más cómodos estén en un momento dado”. Pernoctan en Colombia y actúan en el Ecuador, al igual que lo hicieron en el pasado, cuando pernoctaban en el Ecuador y actuaban en Colombia.
Así, enfrentar el problema del narcotráfico sigue siendo tema binacional.