La caída del presidente obrero
Fue el niño pobre que venció al hambre, el metalúrgico que sedujo al mundo con su Brasil imparable y ahora un condenado por corrupción camino a la cárcel.
Lula, en su día la estrella de la izquierda latinoamericana, se considera víctima de un “pacto diabólico” de las élites para impedir que gane las elecciones de octubre.
Séptimo hijo de un matrimonio analfabeto, fue abandonado por su padre antes de que la familia emigrara a la industrial Sao Paulo como millones de coterráneos.
Fue vendedor ambulante y lustrabotas, a los 15 años inició su formación de tornero, perdió un meñique en una máquina y al final de la década de 1970 lideró una histórica huelga que desafió a la dictadura militar (196485). Fue derrotado en tres ocasiones como candidato presidencial del PT, que cofundó en 1980.
El político al que la revista Foreign Policy definiría luego como una “estrella del rock de la escena internacional” alcanzó finalmente la presidencia en 2003. En 2005 logró esquivar un escándalo de su partido, fue reelegido en 2006 y en 2010 consiguió la victoria de Dilma Rousseff (destituida en 2016 por el Congreso).
Los escándalos y la crisis han oxidado aquel histórico 87 % de popularidad con el que Lula dejó la presidencia en 2010.