Un nuevo año
En 48 horas se habrá iniciado de manera oficial el nuevo año lectivo, con nuevas expectativas e ilusiones, junto a sentimientos encontrados y el deseo general de padres, alumnos y educadores de arrancar con buen paso ese escalón del proceso formativo.
Cuando estamos en este punto, valdría la pena que hiciésemos un esfuerzo por valorar exactamente el hecho por el cual un niño, o un joven, debe estudiar, debe formarse. La escuela no es un club, no es un estadio, no es un campo de competencia en el que hay que derrotar a otros y alzarse victorioso. La escuela es un centro donde todos convergemos en el afán de hacer resaltar lo que cuenta en la educación: que no es solo instrucción, que no es solo dominio del conocimiento sino un proceso formativo del encuentro con el otro.
Desde el campo de vista de la educación particular, este año se inicia también en mejores circunstancias. Leves y tenues hilos de confianza comienzan a tejerse. El Ministerio aparece no como el enemigo del que cuidarse, sino como un coordinador de encuentros que busca desarrollar un nuevo modelo educativo nacional; su rectoría indiscutible y necesaria, ya no es imposición o cacería de brujas, y créanme que cuando decimos esto no exageramos.
La educación particular ha sido disminuida del 48 % de la oferta nacional, al 22 %, que más o menos es a lo que hoy ha quedado reducido.
Nuevos aires, nuevos horizontes, hacen esperar nuevos
Nuevos aires, nuevos horizontes, hacen esperar nuevos cambios...’.
cambios y si bien se ha comenzado por lo más sencillo, por lo formal, por el diseño del año escolar, haciéndolo más llevadero y menos agobiante, no es menos cierto que hay cosas de fondo que habrá que revisar. El bachillerato general unificado, el currículo obligatorio único e incuestionable, la evaluación tan atestada de insumos como se diseñó en su momento, la carga profesoral con aspectos más de tinte secretarial o notarial, tienen que ser evaluados y cambiados.
Ojalá que en vez de soñar en modelos y sistemas educativos internacionales seamos capaces de elaborar en este nuevo año, un modelo educativo nacional hecho para nuestra realidad, para el alumno ecuatoriano.