Espera de horas afecta a los turistas de General Villamil
Se estima que cada fin de semana arriban alrededor de 15 mil personas al balneario ❚ Solo hay 35 buses en una cooperativa, la otra lleva a los de Posorja
Tiene el segundo mejor clima del mundo, es uno de los balnearios más extensos del país y puede presumir de una gastronomía envidiable, pero, los fines de semana, a General Villamil le faltan buses en esta temporada.
Esa es la realidad que se palpa en las miniterminales que posee la zona céntrica de este cantón cada atardecer de sábado o domingo, cuando los turistas, quienes en su mayoría llegan de Guayaquil, deben someterse a horas enteras de espera en medio de aglomeración, ruido, comercio informal y calor.
Los rostros se arrugan de la desesperación. Las salas de espera están llenas. Unos hacen filas, otros aguardan en las veredas; sentados, arrimados en brotes de sombra que se levantan del concreto para calmar las ansias. Solo una de las cooperativas tiene parqueadero, pero tampoco es suficiente. Llevan mochilas, botellas con agua y, algunos, niños cansados.
Además de lidiar con todo esto, deben tener cuidado con los vehículos que circulan por las calles adyacentes a las cooperativas, que no siempre tienen el control de las autoridades de tránsito, según la queja de Raúl Montenegro, quien asegura que este problema siempre está latente en los días de asueto.
Es domingo. Son las 17:00. Juan Torres, de 52 años, sentado en la vereda a la vuelta de la esquina de la avenida Pedro Menéndez Gilbert, donde están las miniterminales de las Cooperativas de Pasajeros Villamil (CTV) y Posorja (CTP), una frente de la otra, espera más de media hora para que su nieta, Geritza, compre los pasajes para retornar a Guayaquil. No son los únicos. Carlos Palacio, acompañado de su familia de cuatro miembros, ya con los pasajes en mano debió esperar casi una hora hasta que llegue su bus.
La demanda de turistas que retorna, especialmente los domingos, supera la cantidad de buses que cubren la Ruta Playas-guayaquil, que son 35; los de Posorja, que tienen una cantidad igual, llegan llenos a Playas y apenas trasladan una mínima cantidad de pasajeros. Esto lo reconoce Klein Díaz, presidente de la CTV.
“Quienes llegan los viernes, sábado y domingo suman unas 15.000, no todos retornan el día que llegan, pero el domingo quieren regresar todos los que se quedaron, que serían unos 7.000, en media tarde, de ahí la acumulación de turistas”.
Las frecuencias de salida son cada quince minutos, pero, cuando hay demanda, salen cada cinco. “Las unidades vienen vacías de Guayaquil para evacuar, llegan tandas de tres buses seguidas y se llevan unos 150 pasajeros, pero son miles”, recalca Díaz para justificar.
El dirigente explica que han solicitado a la Agencia Nacional de Tránsito el aumento de diez unidades para atender la demanda en temporadas altas, pero no ha recibido respuestas.
La falta de transporte da origen a la informalidad y al transporte clandestino, entre el tumulto de pasajeros Carlos (obvia su apellido por seguridad) ofrece el servicio de taxi a Guayaquil a 8 dólares por persona. En las zonas adyacentes también se estacionan furgonetas, cobran $ 5 por pasajero. Sin embargo, muy pocos optaban por ocupar estos transportes, prefieren los casi $ 3 de las cooperativas.
EL DETALLE Exclusividad. La cooperativa Villamil cubre la ruta Guayaquil-playas-el Morro; es la única en este balneario. Pidieron ya permiso para aumentar la flota.