¿“Guacho”, real o ficticio?
El nombre de “Guacho” se ha actualizado como una pesadilla. Ese personaje, supuestamente de nacionalidad ecuatoriana y jefe de una facción disidente de las FARC, estaría dirigiendo las violentas operaciones terroristas en la frontera norte, que hasta el momento nos han costado la terrible suma de varios compatriotas abatidos (“nos faltan siete”, repetimos con dolor y con rabia), más una larga suma de heridos e instalaciones militares y civiles destruidas.
Sin embargo, al parecer, se ha tratado de focalizar o individualizar ese movimiento agresivo en un solo frente subversivo que lo mismo actúa en territorio colombiano que ecuatoriano. Y no hay que olvidar que la disidencia que siguió operando en los dos países, entre la provincia de Esmeraldas y el departamento de Nariño, es posiblemente muy variopinta, esto es, con más de una organización. Y que, además, tras los insurrectos está la todopoderosa mano de los carteles de la droga, sobre todo el mexicano, que resulta más favorecido en sus siniestros planes del comercio de las peligrosas drogas, con la existencia plural de los herederos de las FARC.
Un sector de la ciudadanía nacional, entre ellos y sobre todo los familiares, los colegas de las víctimas del secuestro y crimen, piensan que el Gobierno nacional no ha actuado correctamente durante el enfrentamiento con estos enemigos siniestros y hasta han pedido la desclasificación de los datos que se han acumulado en el proceso que tuvo lugar tras el rapto del periodista, el fotógrafo y el conductor de El Comercio. Y es que si el “Guacho” resulta a la postre ser un personaje ficticio en quien poder cargar todas las culpas, ¿cómo es posible que se hayan mantenido contactos del Gobierno ecuatoriano, en un intento por liberar a los plagiados, con el grupo que se conoce con el nombre de Oliver Sinisterra?
Ante estas dudas o sospechas de algunos sectores, se ha insistido en la necesidad de que “den un paso al costado” los titulares de los ministerios de Relaciones Exteriores, Interior y Defensa.
Por otro lado, se insiste en la necesidad de hacer realidad la oferta hecha por nuestro presidente Lenín Moreno, de actuar militarmente con contundencia para acabar con el peligro en la frontera norte.
...tras los insurrectos está la todopoderosa mano de los carteles de la droga, sobre todo el mexicano, que resulta más favorecido en sus siniestros planes del comercio de las peligrosas drogas...’.