Valió la pena esperar tanto por Alcindoro
GUAYAQUIL ■ En la hípica, al igual que en otras tantas actividades, existen momentos claves que marcan la diferencia entre los grandes; esos que trascienden; los muy buenos.
En las instancias adversas, desfavorables, en donde todo parece perdido, muchos se resignan; dicen que es imposible y abandonan. Otros, en cambio, no; jamás se entregan y continúan luchando, con ese plus de optimismo y firmeza que los lleva a superarlo todo, o casi todo. Justamente eso fue lo que sucedió el fin de semana pasado, cuando los del Álvaro Noboa demostraron tener ese fuego, esa pasión que los llevó a superar momentos duros, con gran paciencia, dedicación y una fe realmente encomiable para poder disfrutar a plenitud con Alcindoro, que los tuvo a mal traer durante más de un año.
Dolencias, problemas, uno más serio que otro, sumado a la opinión mayoritaria de los profundos conocedores de la materia hípica que miraban desilusionados el futuro del linajudo castaño, no pudo con los allegados a este ejemplar que continuaron trabajando, sin aflojar nunca, hasta que, debidamente entrenado, lo anotaron en el Clásico Luis Martín Rubio, en tiro corto a sus medios, 1.200 metros, y el resultado seguramente hasta llegó a sorprender a sus más cercanos seguidores por la enorme suficiencia demostrada.
Ganó cómodamente, corriendo al ritmo que quiso su jinete Gustavo Luque, quien en tierra derecha lo “estiró” hasta llevarlo a establecer una separación de 10 cuerpos sobre su inmediata escolta, Sascha, imponiendo una buena marca de 1.11.2 que adquiere mayor valor por el estado de la cancha que estuvo más pesada que en fechas anteriores.
Mención especial para el entrenador colombiano Jaime Alfredo Estrada que lo supo llevar con mucho tino y lo presentó en sobresaliente forma física.
Ahora, a esperarlo. Nada de apuros, es cierto que el caballo de clase mejora corriendo, pero no debe ser mayormente exigido; hay que “tenderlo” sin premura y vendrán más victorias. No quedó duda que es un legítimo primera serie.