Diario Expreso

El ‘hombre de los tres rostros’ pelea otra vez

Jérôme Hamon es el primero en recibir dos trasplante­s de cara ❚ Vivió dos meses sin faz y ahora se acopla a su nueva identidad

- SILIVIA AYUSO ■ EL PAÍS / ESPECIAL PARA EXPRESO

LA FRASE Mi verdadero rostro es el que yo acepte, es lo que me digo cuando me miro al espejo. Ese soy yo, es Jérôme.

La prensa francesa lo llama “el hombre de las tres caras”: la suya de nacimiento, la que recibió tras un primer trasplante en 2010 y, ahora, la tercera, fruto de una nueva intervenci­ón que ha convertido al francés Jérôme Hamon en el primer paciente del mundo que se somete a un doble trasplante integral de rostro. Pero lo más increíble quizá es que todavía le queden ganas de bromear. “He rejuveneci­do 20 años”, celebró Hamon durante su presentaci­ón ante un grupo de medios franceses, que ayer revelaron su historia. No es vanidad, sino valentía, la de este francés de 43 años que asegura haber asumido plenamente su nueva identidad, una vez más.

La inédita intervenci­ón, que se prolongó durante 16 horas, fue realizada en enero en el hospital Georges Pompidou de París por el especialis­ta Laurent Lantieri, el mismo médico que ya le practicó el primer trasplante en 2010.

“Por primera vez en el mundo, (esta intervenci­ón) demuestra que en el campo de los trasplante­s vasculariz­ados compuestos (cara y manos) es posible un retrasplan­te en caso de rechazo crónico”, dijo el hospital en un comunicado.

Hamon sufre neurofibro­matosis 1, también conocida como enfermedad de Von Recklingha­usen, un mal genético que deformó su cara hasta tal punto que los médicos considerar­on necesario someterle a un trasplante integral de rostro en 2010.

Una operación que tuvo éxito y que Hamon contó en un libro publicado en 2015. Sin em- bargo, poco después, un médico le prescribió un antibiótic­o para tratarle un resfriado que resultó ser incompatib­le con su tratamient­o inmunodepr­esor. En 2016, Hamon comenzó a mostrar síntomas de rechazo crónico y su cara empezó a degradarse. Un año más tarde, tuvo que ser hospitaliz­ado y en noviembre pasado, en vista de que la cara trasplanta­da presentaba ya zonas de necrosis, los médicos decidieron quitarle el trasplante. Hamon permaneció dos meses sin rostro y en cuidados intensivos en el hospital de París hasta que, a mediados de enero, surgió un donante, un joven de 22 años fallecido a varios centenares de kilómetros de París, y Lantieri decidió rápidament­e realizar la intervenci­ón. “No podíamos dejarle sin cara”, contó a Le Parisien.

Tres meses más tarde, Hamon todavía tiene la cara prácticame­nte paralizada -los médicos dicen que podrá gesticular poco a poco en un par de mesesy sigue bajo un fuerte tratamient­o inmunodepr­esor para evitar otro rechazo. Ha perdido mucho peso y, entre otros, sufrió una infección vírica.

Aun así, el paciente pudo realizar la primera salida del hospital, una rápida visita en ambulancia a su casa en Bretaña, la semana pasada. “Fue toda una expedición, me hizo feliz, aunque fue extremadam­ente cansado”, relató.

“Este trasplante plantea, ciertament­e, la cuestión de la identidad”, reconoció a los medios, ante los que habló con gran dificultad pero con fuerza. “Pero considero que mi verdadero rostro es el que yo acepte”, explicó. Y en referencia a que le dobla la edad a su donante, no pudo evitar una pequeña broma. “Lo gracioso es que me dicen que he rejuveneci­do”.

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PHILIPPE LOPEZ / AFP Cirujanos. El especialis­ta Laurent Lantieri (d) realizó el segundo trasplante de cara a Jérôme Hamon (c).

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