Solo estamos cosechando
Los acontecimientos de los últimos días, que han marcado y golpeado a la nación, que nos develan cómo los primeros mandatarios de los países americanos abocan como flagelo la corrupción y que nos muestran un bombardeo sobre centros de producción de armas químicas con las que un gobernante masacra a su pueblo, deben llevarnos ciertamente a la reflexión y a buscar los orígenes, las causas del porqué el hombre está actuando así.
Se cosecha lo que se siembra, y al menos casa adentro podemos afirmar que durante muchos años y bajo distintos cánticos de sirena, ha ido desapareciendo del proceso educativo todo aquello que tiene que ver con la formación integral de la persona humana. Se retiró en su momento la moral y la urbanidad, posteriormente la ética y la formación cívica; se dio un golpe fuerte a materias como la lógica, que enseñaban a pensar. Queda preguntarse: ¿fue solo coincidencia o tras de todo ha habido algún objetivo final?
Es verdad que la familia como institución poco ha ayudado, pues se resquebrajó, perdió roles y ha llegado a ser disfuncional; las complicaciones horarias impidieron el encuentro de padres e hijos y con ello la transmisión de cultura, tradiciones, valores y principios que fortalecían el crecimiento ético y moral de niños y jóvenes.
Por todo lo dicho, es importante que la escuela asuma lo que la familia, por sus nuevas condiciones, ya no puede dar. Es vital que atendamos desde la educación, la integralidad de la persona que se forma; nos corresponde, pues ciertamente el rapto, el asesinato, la corrupción desmedida, solo hablan de seres humanos con poca o ninguna formación interior.
La educación podía darse el lujo de desentenderse de aquello cuando la familia era el soporte fuerte de toda esa formación, mas hoy, cuando esto ya no es posible por distintas razones, tenemos que buscar una educación que atienda a la persona en su moral, en su ética, en su civismo, en todo aquello que le lleve a reconocerse como un ser humano capaz de vivir con el otro y con la integridad para distinguir el bien del mal.
Por eso decimos: “solo estamos cosechando”.
...es vital que atendamos desde la educación, la integralidad de la persona que se forma’.