Los árboles no olvidan la guerra
La flora noruega todavía registra estragos por la niebla artificial ❚ Así se camuflaba un buque nazi
un pueblo de poco más de 2.000 habitantes, le llevaría a rememorar una de las épocas más aberrantes de la historia.
La confirmación llegó gracias a un colega noruego de Tromsø, Andreas Kirchhefer, que puso al equipo alemán sobre la pista del Tirpitz. “Al principio pensé que la causa podía deberse a los incendios y las evacuaciones de la zona de Finnmark, la más septentrional de Noruega. O quizá a que esa área sirvió de campo de tiro durante la ocupación”, cuenta Kirchhefer, quien acudió al historiador local Arvid Petterson. “Él me explicó que con el fin de proteger al acorazado de las bombas aliadas, los alemanes emplearon humo artificial para ocultarlo mientras estuvo en el fiordo, cerca de Kåfjord, en 1943 y 1944. Instalaron tuberías de niebla artificial por todo el fiordo. Aún quedan algunos restos. La gente se quejaba de que no podía respirar”.
Aquella niebla química contenía un compuesto muy corrosivo, el ácido clorosulfúrico, un material capaz de quitar la pintura de los barcos y de impedir que la gente pudiera estar cerca. “Cuando volvimos a la zona en 2017 a recoger más muestras, vimos que los árboles que perdían anillos de crecimiento se extendían en un área de hasta cuatro kilómetros de distancia de donde estuvo anclado el Tirpitz”, señala Hartl. Tuvieron que pasar doce años para que los árboles de la zona más cercana al acorazado pudieran recuperarse de aquel impacto ambiental.
El Tirpitz fue hundido por los bombarderos británicos en 1944. “Un árbol no creció durante los nueve años siguientes. Pero sobrevivió. Me ha sorprendido mucho su resiliencia”, confiesa esta investigadora.
Scott St. George, investigador de la Universidad de Minnesota y colaborador del estudio, comenta: “Este proyecto ayuda a evaluar el coste a lo largo del tiempo de un conflicto. Más de setenta años después, la guerra puede haber empezado a desaparecer de nuestra memoria, pero en Kåfjord los árboles todavía la recuerdan muy bien”, concluye.
Con una tripulación superior a 2.600 hombres, 250 metros de eslora y 41.000 toneladas de peso, el Tirpitz era, junto con su hermano gemelo Bismarck, el mayor acorazado de la Marina de guerra del Tercer Reich. Hundir a este gran buque de guerra se convirtió en la obsesión del primer ministro británico Wiston Churchill, quien llamaría “la Bestia” al acorazado, dado que su presencia en la costa noruega comprometía toda la estrategia marítima. Tras varios ataques por aire y por mar, con minisubmarinos, el 12 de noviembre de 1944 “la Reina Solitaria del Norte”– como apodaron al Tirpitz los marinos noruegos-- sucumbió a los bombardeos aéreos de la Fuerza Aérea Real británica cerca de Tromsø.
LA FRASE Este proyecto ayuda a evaluar el coste a lo largo del tiempo de un conflicto.