Los comedores del Central, sin cabida en el lugar provisional
El emblemático mercado entrará a remodelación la próxima semana ❚ El Municipio no reubicará a 60 comerciantes ❚ Aduce que no existe infraestructura
Al menos 60 comerciantes del Mercado Central, de un total de 304, no tendrán un sitio donde trabajar desde la próxima semana, cuando el emblemático centro de abastos entre a una remodelación valorada en casi tres millones de dólares.
Si bien el Municipio de Guayaquil planificó, con meses de anticipación, el traslado provisional de la gran mayoría del personal a tres parqueaderos ubicados en la calle Colón, entre 6 de Marzo y Pío Montúfar, olvidó a quienes atienden los comedores y, como es de esperar, ya existe incertidumbre y molestia por parte de quienes, por un año, hasta que termine la obra, tendrán que ver cómo sobreviven.
EL DETALLE Historia. El mercado Central fue concebido por una empresa consultora norteamericana que envió los planos en 1935. Un año después se inauguró.
No es la primera vez que el Cabildo registra un hecho como este. En noviembre de 2017, EXPRESO publicó la denuncia de 20 comerciantes de los comedores del Mercado del Norte que quedaron fuera del traslado por supuesta remodelación realizado en agosto de ese año, que luego terminaría en el anuncio del cambio definitivo a un nuevo centro que entrará en construcción en Piedrahíta y Ximena.
Durante estos meses, algunos de los dueños de los negocios de comida de ese lugar optaron por vender el producto en tarrinas a sus propios compañeros. En la Jefatura del Mercado Central se espera una acción similar.
“Se les pidió a los comerciantes que trajeran su comida en platos desechables, pues en los parqueaderos no hay infraestructura para comedores, por eso no pueden tener puestos”, explicó a EXPRESO Lilian Martillo, jefa del mercado.
“¿Sabe qué pasará? Que nos dejarán en la calle. Así de simple”, reclama Pedro Macías, quien tiene 20 años laborando en uno de los comedores. Su voz es también la de sus colegas, que no entienden cómo pudo el Municipio planificar un traslado sin incluirlos, pese a tener tantos años allí.
Una de las comerciantes más antiguas es Clementina Cárdenas. Tiene 56 años de vida y 40 en la plaza. Vende, como
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la mayoría de puestos, comida típica, y desde ya la estresa la idea de no tener un lugar fijo adonde estacionar su cocina. “No sabemos qué hacer. Nos piden traer tarrinas. Esa no es la forma. Esto es injusto”.
“Es que no somos pocos, entiendan. Son 60 familias a las que después de años lanzan a la incertidumbre, 60 familias a las que arrebatan su lugar y dejan en la calle. ¡Quieren que vendamos comida en tarrinas! ¿Por qué nadie pensó en nosotros? ¿Acaso no somos parte también de esta familia?”, se queja María José Naranjo.
Los comerciantes que sí tienen un puesto de dos por dos metros asignado en alguno de los tres parqueaderos provisionales empezarán desde el lunes próximo el traslado.
En uno habrá 63 puestos, en otro 52 y en el último y más grande 126. Esta semana se ultimaban detalles de instalación y medidas. Según el cronograma, el miércoles 23 deben ya estar instalados.
Cada garaje tiene agua, luz, cuatro baños. A medida de que pase el tiempo se irá solucionando alguna otra necesidad que aparezca, precisa la jefa del mercado. El lugar que ocupan ahora, inmediatamente, pasará a manos del contratista que lo transformará.
LA OBRA