Nuevo ‘palacio de Evo’ divide a los bolivianos
Polémica por la suntuosidad y costos del nuevo edificio de gobierno ❚ Pretenden inaugurarlo el día del año nuevo aymara
“Muy buen trabajo”, felicitó el presidente Evo Morales a los obreros que concluían los últimos detalles del nuevo edificio presidencial, situado en pleno centro de La Paz, al lado del histórico Palacio Quemado, desde donde gobernaron los dirigentes republicanos del país. El Gobierno lo llama ‘La Casa Grande del Pueblo’; la oposición prefiere el apelativo de ‘palacio de Evo’.
“El ‘palacio de Evo’ muestra cuáles son las prioridades del Gobierno: lujos y comodidades que los bolivianos corrientes no pueden conocer más que en fotos”, declaró la diputada opositora María Calcina, que desde hace semanas intenta, con poco éxito, fiscalizar la obra.
Por su parte, los dirigentes de sindicatos y organizaciones sociales, parte fundamental del oficialismo, aplaudieron una obra que “representa el éxito de la gestión de Evo” y “causa la envidia de la oposición”.
Calcina hizo hincapié en el hecho de que la oficina del presidente vaya a tener dormitorio, gimnasio, sauna y que el edificio esté coronado por un helipuerto.
LA FRASE La idea del presidente es que el 21 de junio se pueda inaugurar este edificio para cambiar de vibras. JOSÉ LARA, responsable de la empresa Tauro
Según los voceros oficialistas, todo esto, que resulta suntuoso para las posibilidades locales, no es para Evo, sino para todos los presidentes. Sin embargo, algo así es difícil de visualizar en la Bolivia contemporánea. Después de 12 años de mando evista, los recuerdos de otros mandatarios resultan remotos. Pese a perder un referéndum constitucional en 2016, Morales encontró un modo de habilitarse para las elecciones de 2019 y entonces es posible que gobierne al menos hasta 2025. Además, cada vez que puede, afirma que los indígenas (41 % de la población, según el censo de 2012) se quedarán en el poder “para siempre”.
Otro ángulo de la polémica es el urbanístico. El edificio de 26 plantas se erige en una zona patrimonial de casonas de estilo republicano, algo que hombres de la cultura han considerado una aberración. Otros, sin embargo, respondieron que el rechazo a la edificación es en el fondo una oposición a que los indígenas sumen sus propios símbolos a los dejados por el dominio de los criollos durante varios siglos.
El nuevo palacio sobresale en la arquitectura de la capital boliviana como uno de los edificios más altos, junto al del Banco Central de Bolivia, que mide 125 metros y que fue construido en la década del 70 del siglo pasado.
Según datos oficiales, el nuevo palacio tiene una superficie construida de 29.500 metros cuadrados, un helipuerto, tres sótanos, oficinas, salas de reuniones y áreas de servicio. La obra, en principio, tenía un costo estimado de 33 millones de dólares, pero luego se ajustó a 34,4 millones, según la agencia oficial de noticias ABI.
Priman las paredes de color plomo, que están hechas de granito y azulejos, en diferentes tonos de gris. Los ventanales principales de cada planta van del piso al techo. “Es de un estilo moderno, minimalista quizá”, explicó José Lara, el responsable de la obra de Tauro, la firma encargada de la construcción.
Evo pretende inaugurar la obra el próximo 21 de junio, el día del año nuevo aymara.