Siguen contaminando los esteros
EDITORIAL
Los esteros de Guayaquil son parte de la identidad sociourbana de la ciudad, y junto al río Guayas conforman el perfil de la urbe portuaria. Por eso cuidarlos, protegerlos y preservarlos es tarea de todos: gobierno, autoridades locales y principalmente, de sus habitantes. Su deterioro debe preocupar al conjunto de la colectividad.
Para aquellos que conocen la historia social de la ciudad, especialmente quienes la habitan desde hace medio siglo, saben que los esteros integraban el grupo de “balnearios populares”. Las familias de ayer llevaban a sus hijos a gozar de un feliz esparcimiento y de baños en sus aguas, que en ese entonces eran limpias. Guayaquil contaba con este cinturón acuático que la embellecía, un verdadero privilegio que en el pasado fue motivo de ad- miración, tanto a nivel nacional como internacional. Ahora, lamentablemente, es víctima de la contaminación producida por diversos factores, entre ellos la actividad irresponsable de fábricas y empresas cuyas tuberías desfogan sus aguas residuales en sus cauces, incidiendo gravemente en su deterioro. También contribuyen a la contaminación los moradores de los barrios suburbanos, periféricos y de aquellos que están ubicados en sectores cercanos, quienes arrojan desperdicios de todo tipo: platos desechables, botellas plásticas, fundas, incluso animales muertos.
La Dirección de Ambiente del Municipio ha podido establecer en función de informes realizados, que cada mes se recogen 700 toneladas de desechos en los esteros de la zona urbana. Los estudios también señalan que los habitantes de algunos sectores no tienen una
El rol y la actitud de sus habitantes es fundamental. Todos deben involucrarse en los planes de acción que ha presentado el Cabildo para disminuir la alta contaminación’.
conducta que contribuya con su preservación, especialmente quienes habitan en La Chala, Las Ranas, Mogollón y Puerto Lisa -los más contaminadores-, Palanqueado, El Muerto, las Malvinas y Batallón del Suburbio -que lo hacen en menor escala.
Es preciso que el Ministerio de Ambiente, la Municipalidad y los diferentes organismos encargados de la protección y preservación de los esteros presten atención a su progresiva destrucción. Pero sobre todo resulta urgente que los ciudadanos tomen conciencia del grado de responsabilidad de cada uno de ellos en su deterioro.
No basta con el compromiso de las autoridades. El rol y la actitud de sus habitantes es fundamental. Todos deben involucrarse en los planes de acción que ha presentado el Cabildo para disminuir la alta contaminación.