El bullicio en algunas boticas
El domingo fui a una botica y cuando ingresé por segundos parecía estar en una discoteca, el volumen de la música era tan fuerte que la vendedora no me escuchaba y me sugirió que le grite con confianza.
No lo hice porque quien grita lo hace porque carece de educación, la cual suple gritando y sobre todo atemoriza a sus escuchas impidiendo así que sus argumentos absurdos no sean debatidos. Una botica es un lugar análogo en silencio a un hospital, no es ring de boxeo para presenciar peleas. El factor L (lengua) no debe sumar puntos para calificar el desempeño de un trabajador sino su desarrollo de funciones es lo que debe primar en tal valoración.
Econ. Marysol del Castillo