Escuchando el informe
En un marco de amplias medidas de seguridad -dada una situación que no se asume como resuelta- en cerca de hora y media presentó su primer informe de labores el presidente Lenín Moreno. Mirándolo como hecho oratorio me resultó entretenido. Nuestro primer mandatario, pese a todo, no ha perdido el buen humor ni tampoco su vocación de motivador. Eso revela buena salud mental, hecho que es indispensable en cualquier dirigente. Mucho ha sufrido el país cuando ha caído en manos de quienes tienen profundas patologías mentales y peor cuando en el camino, mientras aumentan su sensación de ser invulnerablemente poderosos, van olvidando sus valores éticos.
El presidente tuvo en esta ocasión un buen preámbulo en el discurso de la economista Cabezas que preside la Asamblea Nacional. Genera una enorme satisfacción escuchar el renovado compromiso de luchar contra los corruptos. Ello en algo compensa la indignación sentida al conocer, en voces oficiales, la cada vez mayor magnitud del asalto a los fondos públicos que se llevó a cabo en la década infame. Pero también aterra la certificación de la mala calidad con que, pese al sobreprecio, se ha construido la esperanzadora obra de generación de energía.
Dichos desde la más alta representatividad, esos datos se convierten en denuncias que deben ser motivo de atención inmediata por parte de las autoridades de control. Algunos más deben estar presos por esos actos de traición a la patria, que no pueden ser únicamente material para discursos de aniversario sino motivo de sanción ejemplarizadora, oportunidad para evidenciar que en el Ecuador ha
Del informe destaco lo que constituyen denuncias. Las autoridades de control están obligadas a tomar cartas en esos asuntos’.
terminado la impunidad.
Por último, la novedad fue que se está planteando un proyecto de ley de extinción de dominio de los patrimonios mal habidos, trátese de recursos adquiridos a partir de dineros públicos o por vía de actividades de narcotráfico u otros delitos.
Ojalá se ponga énfasis en esa promesa del informe presidencial que, como casi todos los de su género, en ocasiones nos hace pensar que vivimos en un país diferente al de quien lo emite.
En fin, como dicen: amanecerá y veremos. Ojalá. ¡Viva la Patria!