Guacho se iba a tomar el cuartel de San Lorenzo
Era su idea antes de la explosión del destacamento ❚ Cuando se dio el atentado “hicieron fiesta”, dice un detenido colombiano
Los tanques con explosivos que destruyeron el destacamento policial de San Lorenzo, el 27 de enero, se transportaron desde Puerto Rico, en Colombia hasta Mataje en San Lorenzo, Esmeraldas.
El cargamento se entregó a alias Sombra que, junto con el Viejo, el Flaco y Guadaña, colocó la carga afuera del cuartel. La orden del atentado la dio alias Amarillo, detenido y vinculado a la instrucción fiscal por delincuencia organizada y terrorismo que investiga el fiscal Wilson Toainga, tras el atentado a la unidad policial.
EL DETALLE Expedientes. Los atentados en la frontera se investigan en 14 instrucciones e investigaciones previas.
El relato es parte de la versión que el 16 de mayo rindió Stiven Perea, colombiano de 21 años, detenido en el vecino país en abril, como parte de la banda del Wálter Arízala, alias Guacho, líder del frente Oliver Sinisterra.
Puerto Rico es una población del departamento de Nariño, al sur de Colombia. En ese poblado que limita con Mataje fueron secuestrados Óscar Villacís y Katty Valencia. En Mataje fue visto por última vez el equipo de diario El Comercio, secuestrado y asesinado por el grupo de Guacho.
En su testimonio dado en la embajada de Ecuador en Bogotá, Perea describe cómo opera la red de Guacho, a quien conoció hace seis años en Mataje.
De Amarillo (Geovanny Pérez), conocido en Santo Domingo de los Tsáchilas como próspero empresario de venta de helados, asegura que era el “encargado del hostigamiento, de los explosivos, de las finanzas, como el cobro de impuestos a quien tiene una casa en el Playón”.
A él se atribuye toda la preparación de la explosión. “Antes del atentado del cuartel de San Lorenzo, Guacho se iba a tomar el cuartel”, señala.
Y complementa: “Por eso cuando se dio el atentado hicieron fiesta”. Explica que la acción fue motivada porque unos días antes fue capturado Cuco, quien tenía armas que pertenecían a la milicia de Candelilla y porque Ecuador puso más presencia de militares y policías en la frontera.
Eso, según la versión, despertó el enojo de Guacho, que se sintió acorralado. Cuco era el encargado de la jefatura de las milicias de la zona baja del río Mira, del armamento y de la droga.
Recuerda que 15 días antes de su captura tres personas llegaron a Puerto Rico a vender y reparar ollas. Se dijo que era gente del Gobierno del Ecuador. “Guacho dio la orden que les capturen y maten a los dos y los fueran a devolver a Ecuador, y el otro quedaba para canje con el Cuco”, dice.
En ese tiempo Cachi estuvo en Mataje en una reunión familiar y dispuso liberar a todos. El 20 de febrero se planificó secuestrar a unos ingenieros que construían la carretera de Mataje.
De los hostigamientos (disparar) a militares y a los helicópteros también se ocuparon. Guacho es descrito como el ‘jefe de jefes’ de Oliver Sinisterra. Ponerle ese nombre a la agrupación fue su idea. Parte del éxito viene del apoyo de la población. “La gente civil de Mataje le quiere a Guacho. Le da apoyo logístico, el abastecimiento de víveres, Guacho consigue en los negocios grandes tanto en San Lorenzo como en Colombia”, informa.
Describió las actividades de al menos 23 colaboradores. Juan Carlos es el sicario de Guacho, es el perro consentido. Kléver y Chilma cobran el impuesto en Puerto Rico. James Cuajiboy, Robinson Cortez, son parte del anillo de seguridad. Wainer Valencia es el comandante de las milicias. Jairo Ruiz es el lanchero que está dedicado al transporte de Coca. Las armas se guardaban en el lado ecuatoriano en la casa de Cuco y de Guacho. Las caletas estaban en Mataje, las cocinas (laboratorio) en Campanita. Sully Quiñónez cocinaba para la gente de Guacho.
El grupo también dio seguridad al submarino detenido con droga en Campanita.