Trump cancela, China gana
La decisión abrupta del presidente de EE. UU., Donald Trump, de cancelar su cumbre planeada para el 12 de junio con Kim Jong-un representa un golpe diplomático para el líder norcoreano y una victoria aún mayor para China. En apenas meses, Kim ha pasado de ser un paria internacional a un conciliador frustrado. Frente a las amenazas de ataques aéreos y duras sanciones económicas de EE. UU. -incluso de su vecino y supuesto aliado, China-, Corea del Norte ha alcanzado el estatus de Estado con armas nucleares y ahora hasta puede reclamar una suerte de instancia moral suprema. Desde que se planteó la idea de entablar conversaciones, la promesa de Kim de poner la “desnuclearización” sobre la mesa siempre exigió cautela (con tanto tiempo y esfuerzos en desarrollar una disuasión nuclear, nunca iba a ceder fácilmente. Mas, las propuestas para reducir la escala de las tensiones militares -quizás acompañadas por un tratado de paz y un marco más amplio para manejar las relaciones en la región- representaron un progreso bien recibido, especialmente por los surcoreanos y los chinos. No se puede decir lo mismo de EE. UU. El reclamo de la administración Trump de un desmantelamiento completo y verificable de las fuerzas nucleares y de misiles nunca fue realista. Además la credibilidad de EE. UU. se ha visto seriamente deteriorada por la decisión de Trump de abandonar el acuerdo nuclear iraní, y por los comentarios de su asesor de seguridad nacional, John Bolton, y del vicepresidente, Mike Pence, que vincularon la situación de Corea del Norte con la de Libia en el régimen de Muamar el Gadafi. La pregunta ahora es qué podría hacer la administración para lograr la desnuclearización -o hasta un cambio de régimena falta de una cumbre. Sus principales socios estratégicos, Japón y Corea del Sur se sienten sacudidos, ninguneados e ignorados por la toma de decisiones impulsiva de Trump. Pero el verdadero interrogante es cómo responderá China. El año pasado cedió ante la presión estadounidense de ajustar los controles económicos sobre su cliente norcoreano, demostrando disposición a hacer su parte para preservar la estabilidad regional. Ahora que Trump ha cancelado la cumbre, los chinos encontrarán pocos motivos para mantener la presión sobre Corea del Norte. Trump le ha dado a China una opción envidiable: puede utilizar su influencia con Corea del Norte como una pieza de negociación en las conversaciones comerciales en curso con EE. UU., o puede restablecer el comercio y otras relaciones económicas con Corea del Norte para recordarle a Kim que depende absolutamente de China. Con la Unión Europea y Japón furiosos por las medidas agresivas de la administración Trump en torno al comercio, Corea del Norte y el acuerdo nuclear iraní, no hay una gran presión global sobre China para que ceda ante las demandas estadounidenses. La mayor preocupación de China hoy es que EE. UU. siga adelante con los ataques militares contra Corea del Norte (siendo aún una posibilidad remota). Cualquier acción que no sea una confrontación militar en la Península de Corea cuenta como una victoria estratégica para China. Además de recuperar a un aliado tributario, ha mostrado que puede ser una fuerza para la paz y la estabilidad. Ahora, cualquier cosa que haga en la región parecerá razonable en comparación con las acciones de EE.UU. La caída de la influencia de EE. UU., y el fortalecimiento de la influencia estratégica de China siguen sin disminuir. Gracias a Trump, ese proceso acaba de acelerarse.
...la credibilidad de Estados Unidos se ha visto seriamente deteriorada por la decisión de Trump de abandonar el acuerdo nuclear iraní’.