Límites que dañan el espectáculo
Un insulto al árbitro implica un castigo de tres fechas de suspensión, un gesto obsceno hacia el público que pudo haber desembocado en un grave incidente en un estadio que no tiene mallas y donde es muy fácil acceder a la canchase quedó sin sanción. ¿El motivo? Lo desprolijo que resulta el reglamento del campeonato ecuatoriano de fútbol, donde solo se pueden aplicar correctivos si la incorrección es incluida en el informe del juez central o del inspector de juego.
Otra muestra de lo incongruente que resulta el ordenamiento tiene que ver con la sanción a uno de los sectores del estadio George Capwell.
5.000 DÓLARES sería la multa por el ingreso de personas no autorizadas a la cancha, si es aprobada una reforma al reglamento.
El pasado martes la Comisión Disciplinaria de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) ratificó la penalidad al escenario, prohibiendo durante dos fechas el ingreso a la bandeja alta de la general de la avenida Quito, una de las cuales la cumplió antes de que se declare la nulidad de la decisión, quedando pendiente la de este sábado ante Técnico Universitario. Pudo darse el caso de que la inhabilitación haya sido revocada cuando Emelec ya había cumplido la mitad del castigo, demostrando así los vacíos legales que hay en el precepto.
La multa de 400 dólares que se le aplicó a Emelec, por ingreso de personas ajenas al espectáculo a la cancha del Capwell, también habla mal de la reglamentación con la que se maneja nuestro balompié. Por eso se busca incrementar significativa- mente dicho valor.
El doctor Ecuador Santacruz, reconocido jurista deportivo, reconoce que el reglamento tiene fallas y recuerda que los representantes de los clubes o los miembros del directorio pueden, con base en estas experiencias, solicitar las reformas que sean necesarias en el congreso ordinario que se realiza a inicios de cada temporada.
“No se puede actuar de oficio. Ahora, si alguien apela la decisión, entonces se pueden ver las imágenes y tomar una nueva decisión”, detalla Santacruz.
Así, la letra muerta sigue siendo un obstáculo para la profesionalización del fútbol en nuestro país.