E-mail: jorgedelgadoguzman31@gmail.com Al momento, el tiempo lo mide el Mundial de fútbol
Cuando se mira por televisión un Mundial de fútbol, se nos vienen a la mente los cambios que ha tenido este deporte en nuestras vidas, ya sea mirando los partidos o también añorando mucho de ellos.
Cada partido tiene sus “bemoles”; cambio de tácticas como la WM; el 4-2-4, y las variantes del jugador estrella, que en la defensa se lo llamaba el “líbero”, así como también el fútbol total de holandeses, y por supuesto las grandes innovaciones y tácticas que llegan cada 4 años.
El Mundial es el momento en que todos nosotros nos convertimos en directores técnicos y discutimos los resultados de acuerdo a nuestra opinión. Por eso el fútbol es tan esperado cada 4 años.
El directivo francés, Jules Rimet, fue el de la idea brillante, por cierto, de iniciar este torneo. Por la cantidad de países interesados tendría que haber un sorteo eliminatorio en caso de tener un número mayor de 30 países inscritos.
Un 18 de mayo de 1929, en el congreso de la FIFA, en Barcelona, se entregó la primera sede de un Mundial de fútbol a Uruguay. Su palmarés de dos campeonatos olímpicos en 1924 y 1928, acreditaban esta designación.
Además, eran los primeros 100 años de la independencia del país sudamericano. Trece países confirmaron su asistencia: Bélgica, Rumania, Yugoslavia y Francia representaban a Europa. En Montevideo se inició la construcción del estadio Centenario, que fue diseñado por el arquitecto Juan Scasso.
El partido inicial de este Mundial fue entre México y Francia; el primer gol lo anotó el francés Lucien Laurent. Se discutió mucho sobre el “fuera de juego” o el “penal”. La falta de experiencia hizo que el árbitro boliviano Ulises Saucedo, en el partido Argentinaméxico, cobrara cinco penas máximas. El compromiso lo ganaron los argentinos por 6-3.
El primer Mundial lo ganó Uruguay; el partido terminó por 4-2 sobre Argentina y el primero en recibir la copa ‘Jules Rimet’ fue el capitán uruguayo José Nasazzi.
Sabemos cuándo se iniciaron los mundiales, pero no sabemos cuándo terminarán. Ojalá que nunca, pues necesitamos de sus emociones.