Diario Expreso

La gasolina prende el descontent­o en Brasil

Las concesione­s a los camioneros no logran desactivar la protesta ❚ Los petroleros en huelga abren otro frente de crisis

- FELIPE BETIM Y AFONSO BENITES ■ EL PAÍS / ESPECIAL PARA EXPRESO

Si hubiera que hacer un resumen de los últimos nueve días en Brasil sería “un país de 209 millones de personas en cortocircu­ito por un paro de los camioneros”. Furiosos con el alza del combustibl­e, lograron cerrar las carreteras, retrasaron el suministro de mercancías y pararon el país. La presión surtió efecto e hicieron que el presidente Michel Temer accediera a todas sus exigencias: desde reducir el coste del litro de diésel en 12 centavos de euros durante 60 días, a algún descuento en el cobro de peajes. Todo parecía avanzar hacia un final feliz.

Pero ayer aún persistían los bloqueos a lo largo del país porque ya no se trataba de defender las banderas que dieron origen a la protesta que sorprendió a los brasileños. Ahora, aparecen nuevos actores y nuevas exigencias, fermentada­s por diversas disputas políticas, a cinco meses de las elecciones presidenci­ales y legislativ­as.

LA CIFRA 87 % DE BRASILEÑOS dice apoyar la huelga de los camioneros, según una encuesta divulgada ayer.

Animados por los camioneros, los gasolinero­s anunciaron que ayer que se suman al paro con el fin de exigir que la petrolera estatal Petrobras cambie su política de precios, hoy alineada con el mercado internacio­nal, lo que ha provocado varias subidas del precio de los combustibl­es recienteme­nte. En las tres primeras semanas de mayo, por ejemplo, los precios subieron 17 veces, siguiendo el ritmo del alza del petróleo. Ese traslado automático a los precios de venta de los combustibl­es es la clave de las protestas que se han desatado en Brasil.

Antes, los precios estaban congelados por orden del gobierno de Dilma Rousseff (lo que provocó un agujero en las cuentas públicas, y elevó la deuda de Petrobras). Las explicacio­nes, sin embargo, poco le importan a la gente cansada con el elevado desempleo y la promesa de una recuperaci­ón que nunca acaba de llegar.

En la carretera BR-116, próxima a Sao Paulo, los camioneros parados desde el lunes exigen ahora una reducción mayor del precio del diésel, y por un tiempo mayor a los 60 días propuestos por el Gobierno. “Ese precio con descuento tiene que valer por al menos un año”, defendía José de Castro, uno de los conductore­s parados desde hace varios días.

“Hay que prepararse para lo peor”, lamentaba Daniela Camila Duarte, operadora en una industria de la región. Como ella, Álvaro Neto, que caminó siete kilómetros con su hija de 13 años para apoyar la protesta, también alimenta la esperanza de que el Ejército decida tomar el país. “Ya no es el precio del diésel, es una cuestión política”, comentaba Neto, defendiend­o la vuelta de los militares al Gobierno, en un país que vivió una dictadura entre 1964 y 1985, que dejó heridas muy profundas, pero de las que muchos parecen haberse olvidado.

Junto a estos, algunos protestaba­n contra los altos precios

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NELSON ALMEIDA / AFP Controles. Soldados participan en una operación para despejar una de las carreteras que conducen a Sao Paulo.

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