“La penosa situación que vive el Ecuador hoy nos obliga a rectificar”
Ante la desilusión y el desengaño colectivo, cansado por la ineptitudes de los malos gobiernos y de nuestra clase política, muchas veces nos hemos preguntado si podría ser el Ecuador en estos momentos el país de la gran frustración. Pero debemos confesar, con igual franqueza, a pesar de todo porque aún esto pasará, lo que hemos repugnado desde lo más íntimo de nuestro espíritu tal posibilidad. La rechazamos instintivamente, con un repudio a la par emocional y lógico, por contraria a nuestros pensamientos. ¡No! El Ecuador debe ser lo que su destino le tiene señalado que sea; y el servir esa misión diariamente, con sus acciones pequeñas o grandes, tanto las de la vida pública como la de la privada, es el gran compromiso, el deber histórico, la obligación que los ecuatorianos hemos contraído con nosotros mismos y ante el mundo.
Lo cierto es que en el pensamiento y en el corazón de los ecuatorianos, deberíamos inspirarnos en el ejemplo de grandes ilustres patriotas; construyamos o terminemos de construir la sociedad ecuatoriana de hoy y de lo venidero, una sociedad levantada sobre el derecho y por ello justa, libre y generosa. Esta es, la parte, y nada despreciable, de tarea que nos concierne a nosotros y que deberían continuar nuestros hijos, hasta que quede consumada. Somos un pueblo adulto y, como tal, tenemos que tomar una posición frente a la vida. ¡Es ahora o nunca!
Eco. Mario Vargas Ochoa