El camino a la cordura pasa por el taller de pintura
Aun costado del salón se sentaba Sonia. En sus manos sostiene un dibujo y lo mira detenidamente. Su cara denota alegría, se acerca lentamente a su amiga y la abraza. Con una inocencia que le desborda, pese a tener la apariencia de una mujer de cuarenta años, no se da cuenta que en el diseño ha escrito por primera vez correctamente su nombre. Su amiga, llena de orgullo comentó: “Felicidades, te acuerdas cuando te enojaste conmigo porque creías que no podías. ¡Mira, lo hiciste sin ayuda de nadie!”.
Aquella ‘amiga’ es Juana Elena Castro, auxiliar técnica en Rehabilitación del Centro de Rehabilitación Integral del Instituto de Neurociencias y quien colabora en la atención de personas con enfermedades mentales crónicas. Para ella los pacientes forman parte de su familia y destaca lo maravilloso que es sentir el abrazo sincero de aquellos a los que cariñosamente suele llamar “mis amores” .
SELECCIÓN Son los expertos quienes conforman los grupos acorde a las necesidades de los pacientes y a una evaluación funcional, cognitiva y psicológica. 24 personas con enfermedades mentales practican talleres artísticos y de agricultura Para hacer este trabajo tienes que tener tres cosas: alma, cariño y paciencia.
Su labor es parte del programa del Centro de Rehabilitación Integral (CRI), que tiene por objetivo favorecer la calidad de vida de sus usuarios, mejorar sus relaciones familiares, con la comunidad y apoyarlos para que se conviertan en seres cada vez más autónomos.
Juan Andrés Ashby, psicólogo clínico del instituto, recalca la importancia del apoyo familiar en el desarrollo y refuerzo de las habilidades aprendidas en cada una de las sesiones. “A veces los usuarios dejan de venir, pero inmediatamente nos ponemos en contacto con la familia y los vamos a buscar a sus casas para que no abandonen el programa. Nuestro trabajo no solo es de puertas para adentro, es una labor de absoluta entrega”.
El programa cuenta también con un “huerto” en el que los usuarios siembran pimiento, tomate, hierbabuena, entre otros productos de consumo. Según los expertos, este trabajo incide positivamente en sus vidas, porque los ayuda a disminuir los pensamientos negativos y el retraimiento afectivo.
Juan José Cobos, psicólogo clínico a cargo de la actividad, manifiesta que es una labor para todos y señala que “el primer día tal vez sea difícil, el segundo un poco menos, el tercero ya no lo será tanto. Y así se irán reduciendo los síntomas negativos. Existen usuarios talentosos en el arte y otros para la agricultura. Indistintamente de cual sea el área los alentamos a que exploten esas habilidades.