El premio Espejo para Cazón
Me gusta ver al poeta Fernando Cazón, con sus más de ocho décadas encima, caminando erguido y a paso rápido aunque sin denotar apuro, más bien sereno, con tranquilidad de conciencia parecería, con una jaula, sin puerta, llena de pájaros cantores por cabeza.
Nacido en Quito, un cinco de junio, su vida ha transcurrido en Guayaquil y es absolutamente un ciudadano porteño que estudió la primaria en una escuela municipal: la Adolfo Fassio; se graduó de bachiller, como por entonces debía ser, en el legendario Vicente Rocafuerte y cursó estudios de Agronomía en la Universidad de Guayaquil. Precisamente por esos años fue designado secretario de la gloriosa Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE). Poco después daría sus primeros pasos como periodista en los ya desaparecidos La Hora y La Razón y a poco, por un largo período sería secretario de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, institución que luego presidiría por dos ocasiones. Por esos años también ejerció la cátedra de literatura en prestigiosas universidades y en 1968 se incorporó a EXPRESO, desde donde nos recuerda, semana a semana, “como decíamos ayer” en su lenguaje lleno de citas literarias y del habla vernácula. También mantiene otras columnas y dicta conferencias, presenta libros, inaugura exposiciones pictóricas y, sobre todo: continúa, como desde sus 18 años, o quizás desde antes pero no lo confiesa, escribiendo poemas y ganando premios literarios, editando poemarios.
Poeta de antología y por antonomasia sus versos tienen resonancias universales porque pertenecen a la libre expresión del pensamiento humano o porque, al contrario,
Muchos merecen ser premiados por el esfuerzo cumplido en pro de la cultura. Cazón entre ellos destaca nítidamente’.
están inspirados por lo propio, por el cosmopolitismo de lo autóctono.
Y a propósito: ¿por qué estas líneas?
Simple y directamente sea respondida la inquietud: Fernando Cazón ha sido propuesto por un respetable grupo de instituciones y personas para recibir el premio Eugenio Espejo, en razón del conjunto de su obra en favor de la cultura.
Humildemente, pero con todo gusto, quiero adherir a esa justísima petición disparando el presente cañonazo.