Mercenarios de tinta
De los cambios favorables vistos en el Gobierno del presidente Moreno, ninguno es más sorprendente que el cambio en la plantilla de columnistas de la prensa pública. Durante el Gobierno de la RC, los medios de prensa privados incautados por el Gobierno sirvieron para que socialistas de palabra, no de obra, casi todos con resentimientos sociales ancestrales, se dedicaran semanalmente a verter su odio acumulado, atacando al sector empresarial guayaquileño y élites en general. Hay columnistas que me sorprendieron, conocí algunos; no pensé que tenían graves complejos. Uno de ellos estuvo en las oficinas de Álvaro Noboa, cuando buscaba asesores para sus campañas presidenciales. Otros siempre mostraron su animadversión, sus escritos no me llamaron la atención. Otro, cuando le reclamaba por el odio manifiesto de historiadores quiteños hacia Guayaquil, me decía “Guillermo, no es correcto que me identifiques con ellos, recuerda que no soy quiteño y mi esposa es guayaquileña”. Con sus artículos salió del clóset. Me vienen a la memoria dos libros publicados en Quito donde no se reconoce al 9 de Octubre de 1820, la nota introductoria fue escrita por el Presidente de la Academia Nacional de Historia. Esos columnistas se sentían tan seguros con el régimen anterior que atacaban mencionando el apellido del ofendido. Lamentablemente por miedo, no hubo protesta.
No ha habido otro gobierno que apoyara tan abiertamente a
Con sus artículos salió del clóset’.