Hambre y “socialismo”
Su nombre real debiera ser: Quiebra, hambre y fin del socialismo, pues eso muestran los proyectos totalitarios del socialismo ruso, cubano y la tontería (del SSXXI) hecha régimen sociopolítico en la llamada izquierda latinoamericana. Desde sus inicios fue un asalto a la razón, la democracia, la sociedad y la ciudadanía. Nació en 1917. Nunca exhibió cifras y evidencias de mayor democratización, abundancia, tolerancia, etc. El bolivariano surgió en la placenta de la pobreza que dejaron los mercadoristas y las recetas del FMI. Ahora sale pus y olor pestilente de corrupción en Argentina, Nicaragua, Venezuela y Ecuador. Aquí hay más hambre, desempleo, desesperación y fuga. El país sabe qué sucedió. El Estado fue quebrado por enloquecidos por el dinero, testaferros del capitalismo comunista chino, asalariados de Odebrecht, y por el gobierno del caudillo tóxico. Destruyeron al Ecuador. Solo los bobos y corruptos con PHD sostienen esos fétidos olores que emanan de una década de obras con sobreprecios, persecución a la prensa libre y la megalomanía de un líder que pretendió liquidar al Ejército y a la Policía. Sus aliados se desgranan como choclos podridos y pagamos la custodia de quien debe estar preso y no protegido.
El caso Venezuela es insólito. Hablen con los sobrevivientes que nos visitan: médicos, ingenieros, arquitectos, agrónomos, economistas y profesionales de alta calificación, etc., que se las ofician de vendedores improvisados. Cualquier cosa sirve para ganar honradamente algo y enviarlo al chiquero de Maduro, que con su grupo de mafiosos aún invoca al socialismo del siglo XXI destructor.
En Nicaragua, universitarios rebeldes dicen al mundo que como en Cuba la dinastía Castro sucedió a la de Batista, la de Ortega reemplazó a Somoza. Siguen muriendo y muestran que en ese proyecto hay mafiosos, totalitarios y garroteros, para quienes los derechos humanos no existen.
Los resultados lo evidencian. La patología ideológica del SSXXI seguirá con “patria o muerte”. Ellos con la muerte y la patria con hambre, desempleo y represión. Por eso no dejemos que oculten las evidencias, denunciémoslos. Seamos firmes, repudiémoslos y alejémonos de ese proyecto político que encarna la barbarie.
EL GAVIERO