Mi ‘casero’, el Municipio
Menos de mil familias mantienen un contrato de arrendamiento con el Cabildo por décadas ❚ La mensualidad es asequible, pero aspiran a comprar el terreno
LA CIFRA LOS CASOS DATOS
No hay stock Pese a que la idea de pagar un arriendo menor a 50 dólares suena tentadora, el Municipio aclara que al momento no hay stock para acceder a arrendar.
Inspecciones Cada cierto tiempo, una o dos veces al año, el Municipio envía a personal de la Dirección de Terrenos a verificar que el arrendatario sigue ocupando el terreno. De haberlo cedido o tenerlo subarrendado, se termina el contrato.
Lo que hoy es una cuadra pavimentada de aceras anchas en Leonidas Plaza, entre Portete y Venezuela, hace más de sesenta años no era más que lodo y charcos. Aquel fue el límite más remoto de Guayaquil, como lo define Clemencia Vargas, quien entonces era una veinteañera.
Con los avances de la regeneración, muchos pudieron legalizar su terreno siguiendo un acuerdo con el Municipio; pero el descuido y la falta de dinero hicieron que la familia de Clemencia, pese a haber construido ya una casa mixta, no haya podido poner el terreno a su nombre, lo que la mantiene en calidad de arrendataria del predio. El Municipio es su casero.
Este tipo de contratos no supera el millar en la ciudad, explica Carlos Salmon, director de Terrenos del Cabildo. La mayoría de ellos está ubicado al sur. El tema nace de una política pública que buscaba paliar la falta de vivienda.
Opción de herencia En caso de que el contrato del inmueble pertenezca a un adulto mayor, este puede ceder los derechos de arrendamiento a familiares o terceros, siempre y cuando esos posibles beneficiarios cumplan con los requisitos: no deber al Cabildo y no poseer viviendas a sus nombres.