Revolución liberal
El 5 de Junio dejó de ser fiesta cívica, pero no deja de ser en el calendario patrio la fecha recordatoria del cambio más trascendente del Ecuador como república. Una lucha de más de treinta años contra injusticias, inmoralidades, abusos y privilegios, permitió el ascenso al poder del general Eloy Alfaro, que había dirigido esa lucha desde la periferia del país, las montañas de Manabí y Esmeraldas.
Líder de convicciones, honesto, auténtico, idealista, nunca utilizó la buena fe popular para difundir su pensamiento; no conoció del cinismo y el engaño para conseguir apoyo. Tenía el consistente respaldo de ser militante de las tesis que inspiraron la Revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Sabía que todo proyecto tiene que contar con una organización y para eso fundó el Partido Liberal Radical, que se convertía en una innovadora y visionaria propuesta a nivel mundial. Pensaba sin dubitaciones que las libertades individuales no son incompatibles con el interés colectivo, por eso la frase “justicia social en libertad”.
Demócrata convencido, creía en un Estado de derecho, con instituciones fuertes, y aborrecía la tiranía. A sus virtudes de estadista unía su magnanimidad, no había cabida en su alma para resentimientos, odios, revanchismos sociales. Conocía nuestra diversidad étnica, cultural, geográfica, por eso buscaba la unidad nacional, por eso construyó una red de ferrocarriles, por eso impulsó una educación laica para todos, ajena a fundamentalismos. Hizo realidad la igualdad de derechos de hombres y mujeres.
Conocedor de lo que significa producir, generar riqueza, alentó el emprendimiento privado en
Una lucha de más de treinta años contra injusticias, inmoralidades, abusos, y privilegios, permitió el ascenso al poder del general Eloy Alfaro...’.
un marco de respeto a la ley y honorabilidad. Sus pensamientos: “todo para ustedes, nada para mí”, y “dejadme conservar las buenas costumbres y te devolveré honor y gloria”, son los que mejor lo identifican.
Resulta inaceptable que un grupo político ajeno a sus ideas y conducta, que conculcó libertades, cometió actos de corrupción y abusó del poder, pretenda usar su egregia memoria para beneficiarse políticamente.
No existe otra Revolución alfarista como la de 1895.