Cortoplacismo
Dos de los titanes del mundo de los negocios, Jamie Dimon y Warren Buffett, recomendaron esta semana, nuevamente, que las empresas dejen de publicar pronósticos de resultados trimestrales.
El argumento es que la publicación de esos pronósticos conduce a los gerentes, accionistas, colaboradores y al público a concentrarse en resultados inmediatos. A su vez, los plazos cortos fuerzan acciones cortoplacistas, que muchas veces conllevan distorsiones al real objetivo o misión de negocio.
No hará falta abundar para el lector en la clarividencia de estas peticiones públicas, ni en las infinitas variaciones que son aplicables en la vida cotidiana. Cuando en política nos concentramos en los hechos noticiosos del día a día, desatendemos grandes tendencias. En nuestra vida privada, el corto plazo nos hace perder de vista las cosas realmente importantes.
Un ejemplo clásico en esto es el de los políticos que sobre la base de su coyuntural poder violan justamente aquellas instituciones que los pueden proteger de represalias cuando vuelven a ser ciudadanos de a pie. He ahí el porqué de la volatilidad política que nos caracteriza.
El quid del asunto aquí no son los pronósticos trimestrales que las empresas han tomado la costumbre de publicar con volatilidad de mercado de valores. El quid del asunto es que esas cifras orientan y conducen el comportamiento de los agentes económicos y políticos, lo lideran, lo sesgan, por lo que su publicación no es inocua. Es, en términos prácticos, tan significativa como la publicación de encuestas electorales.
El poder, la influencia o el liderazgo
He ahí el porqué de la volatilidad política que nos caracteriza’.