Fujimori vs. Fujimori
El benjamín de la familia evita la destitución, pero afrontará una batalla legal ❚ El congreso, arma de doble filo del clan peruano
El Congreso de Perú se convirtió en las últimas horas en una suerte de gran teatro, donde el país contempló un drama shakesperiano del clan Fujimori, protagonizado por dos hermanos que se disputan la herencia política del padre.
El traslado del enfrentamiento fratricida entre Kenji (38 años) y Keiko Fujimori (43) al Congreso reforzó la percepción de estar asistiendo a una versión peruana de ‘El rey Lear’, la tragedia de William Shakespeare sobre el legado de un soberano a sus herederos, que en este caso es el capital político del fujimorismo, la primera fuerza de Perú.
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“Quiero dirigirme a mi hermana Keiko y decirte: felicitaciones, aquí tienes mi cabeza en bandeja”, dijo el jueves Kenji Fujimori, resumiendo la decisión del parlamento, que controla el fujimorismo, de suspenderlo de sus funciones tras una maratónica sesión de 12 horas.
La decisión del Congreso no estuvo exenta de polémica y fue anulada por un breve lapso, hasta que los legisladores, obligados a realizar una nueva votación, ratificaron la suspensión de Kenji.
La victoria de Keiko podría ser pírrica, luego de que el Congreso rechazó por votación destituir a Kenji aunque le mantiene suspendido. Los legisladores no alcanzaron los 67 votos que necesitaban para desaforarlo.
Al salvarse de la destitución, el hijo menor del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) evita una inhabilitación para postular a cargos públicos y mantiene libre la vía para la contienda presidencial de 2021, en la que aspira a enfrentar a su hermana Keiko.
Una de las paradojas de la épica sesión que debatió la suspensión -impulsada por Keiko- es que utilizó como baza las atribuciones del sistema unicameral que creó su padre para perpetuarse en el poder.
“Lo que se ha vivido ha sido totalmente nauseabundo, se ha cometido un abuso, hemos sido víctimas de una dictadura parlamentaria”, concluyó Kenji al describir la sanción que lo margina del Congreso.
Él se convirtió así en una nueva víctima familiar de los poderes expeditivos del Congreso, tal como había ocurrido con Alberto Fujimori, destituido en noviembre del 2000 por un escándalo de corrupción.
Kenji es acusado, por el partido que ayudó a fundar con su hermana, de comprar votos para impedir la destitución del entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski. A cambio logró el indulto de su padre, quien cumplía una condena por crímenes de lesa humanidad durante la guerra contra el terrorismo.
El Congreso peruano es un hijo político del fujimorismo desde 1993, cuando el entonces presidente Fujimori (1990-2000) promulgó una Constitución hecha a su medida por una Asamblea Constituyente que controlaban sus partidarios. Fue su partida de nacimiento como unicameral.
El Congreso puede suspender, destituir e inhabilitar a legisladores, como ocurre en otros parlamentos, aunque en el caso peruano la presteza con la que sucede es llamativa.
Un congresista puede ser suspendido de sus funciones mientras la justicia dilucida si es culpable o inocente. En ese lapso lo reemplaza un candidato del mismo partido. El juicio demora años y supera el período de su mandato. En la práctica, está destituido.
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