Impuestos para todos
EDITORIAL
La recaudación de impuestos es un instrumento fundamental para ordenar la convivencia. Sin impuestos no hay orden, ni política, ni democracia, ni solidaridad ni progreso. Si usted invita a su vecino a cenar en Suecia y le cuenta confidencialmente cómo ha evadido el pago de alguna obligación fiscal con el Estado puede tener la completa seguridad de que a la mañana siguiente su vecino le habrá denunciado y lo más probable es que acabe preso. En Ecuador, según dijo el propio presidente Moreno en campaña electoral, hay 14 millones de ciudadanos que no pagan el impuesto a la renta.
Las democracias avanzadas elaboran sistemas tributarios basados en principios, exigen a los gobiernos la máxima transparencia y proporcionan a los ciudadanos una educación fiscal razonable para que puedan penalizar a los gobernantes que mientan o no cumplan. Nuestra educación fiscal está bajo mínimos. Los políticos prometen bajar los impuestos en campaña para ganar elecciones y la fórmula funciona.
EXPRESO ha decidido publicar las declaraciones de la renta de las personalidades públicas que ejercen responsabilidades de gobierno o que aspiran a conseguir un cargo público. Es una información de acceso para todos en la página web del SRI. Resulta cuando menos sorprendente que muchos candidatos a las dignidades electorales presenten una declaración sin aportaciones al fisco. Esa educación fiscal de la que hablábamos debería empezar por los que optan a dirigirnos porque resulta casi imposible convencer a alguien si no se predica con el ejemplo.
Los impuestos deben generar ingresos suficientes, justos y transparentes teniendo en cuenta la capacidad económica del contribuyente. Para eso hay que universalizar
Pagar los impuestos es una obligación imprescindible. Comencemos entonces por pagar para poder exigir a los que nos gobiernan’.
la imposición patrimonial y trabajar con cabeza en la imposición sobre el consumo, esa sí de alcance universal. El primer gran reto sería la incorporación al sistema del mayor número de contribuyentes. El segundo que se vea el retorno de esos cumplimientos. A nadie le gusta pagar dos veces por lo mismo. Mientras los ecuatorianos tengan que recurrir a la sanidad privada, a la educación de pago y a contratar su propia seguridad será difícil convencerlos de que cumplan con la hacienda pública. Todo el mundo sabe que Suecia es una de las democracias más avanzadas del planeta donde los servicios funcionan con la precisión de un reloj suizo. Ecuador no aparece en puestos destacados en esos “rankings”. Y tardará en hacerlo, pero para subir el primer escalón debemos ser conscientes de que pagar los impuestos es una exigencia imprescindible. Comencemos por cumplir para poder exigir.