PERISCOPIO
EN realidad Gustavo Jalkh y todo el equipo de la Judicatura desde hace algún tiempo “apestaban a difuntos”, consumando el fin de esta larga agonía la decisión unánime de la CPC transitorio que, presidido por la sonrisa irónica de Julio César, los declaró cesantes exhibiendo centenares de denuncias, sobre todo por haber metido la mano en la Justicia siguiendo las órdenes correístas. Sin embargo, estos abolidos exfuncionarios quieren “resucitar”, tras su crucifixión, a los tres o varios días, ya que apelan la “despedida”. Aunque sea como “dar coces contra el aguijón”. TRAS ordenar Lenín “desclasificar” los documentos de la investigación sobre varios casos que tienen su origen en el correato: prisión de Lara, crimen de Gabela y secuestro de Balda, las pistas cada vez más evidentes del “terrorismo de Estado” en este tercer affaire apuntan a Bruselas, ya que la orden dada a los agentes que viajaron, con plata del Estado, a Bogotá a traerse al político de oposición solo pudo habérsela dado desde Carondelet. Parece confirmarse tal presunción por la visita que Ricardo Patiño hizo en la cárcel 4 de Quito a Raúl Chicaiza, posiblemente para pedirle que no comprometa con su “cantar” a Rafael Vicente. CARLOS Pólit, excontralor que de no haber sucedido lo que ocurrió aún estuviera en su cargo gracias a la calificación de “cien sobre cien” que le otorgara el CPC ahora difunto, también recibió su “san benito”. La Corte Nacional la aplicó a él y a su “junior” varios años de prisión por recibir regalitos de Odebrecht. Pero, como ahora es “gringo” nacionalizado podrá quedarse en la Yoni haciéndole grata compañía a otros inculpados que siguen y seguirán por allá. Además, se negará a pagar los cuarenta “melones” que le atizaron de multa, multiplicando por cuatro lo “regalado”.