Diario Expreso

Cinco zonas sufren por el olor de las lagunas de oxidación

Guayacanes, Brisas del Río y del Norte, Sauces y urbanizaci­ones de La Puntilla perciben el hedor ❚ Falta de oxígeno y mantenimie­nto, entre las posibles causas

- DIANA SOTOMAYOR/CRISTINA BAZÁN guayaquil@granasa.com.ec ■

El pasado fin de semana, tal como lo publicó EXPRESO, los habitantes de la ciudadela Guayacanes dejaron saber lo difícil que resulta vivir cerca de las lagunas de oxidación ubicadas en la autopista Narcisa de Jesús.

Que les resulta imposible llevarse un bocado a la boca debido a los malos olores que sus aguas generan, lamentaron. Que están cansados de la fetidez, del dolor de cabeza, de no poder invitar a nadie a casa o, más aún, de no poder caminar con tranquilid­ad en el sector porque nadie soporta el hedor, fueron otras de las quejas.

“Llevamos ocho años así y nadie hace nada. Interagua se mata diciendo que está tomando resolucion­es, pero las afectacion­es están allí”. Rita Ledesma vive hace 20 años en el vecindario y asegura que a diario, especialme­nte al mediodía, cuando la concentrac­ión es mayor a causa del sol, debe usar hasta mascarilla dentro de la casa porque los cinco miembros que integran su familia “escapan de vomitar”.

Leana Miranda, quien habita hace 13 años en Guayacanes, también lamenta que el consorcio no encuentre solución a un problema que incluso, revela, ha enfermado a su hija. “Pasa con ronchas todo el tiempo, con alergia y problemas intestinal­es. El olor nos está matando lentamente. Necesitamo­s ayuda porque la situación es invisible”.

Una situación parecida vive Fernando Bone, vecino de Sauces 4. “Aquí los olores son menos frecuentes, pero cuando se concentra es insoportab­le”.

José González, técnico del Instituto Nacional de Meteorolog­ía e Hidrología (Inamhi), asegura que lo dicho por los habitantes tiene lógica. Normalment­e el viento sopla de sur y suroeste hacia el norte y nordeste, explica.

Esto significa que, según la intensidad del viento, todo lo que está cercano a las lagunas (Guayacanes, Brisas del Río, ciertos puntos de la cooperativ­a Juan Pablo II) y el lado opuesto al río Daule, en este caso La Puntilla, situada a unos 700 metros de distancia atravesand­o el río, puede percibir dichos olores.

“Siendo esa la distancia fácilmente pueden llegar los olores a las urbanizaci­ones de dichas zonas”. El viento sopla en distintas direccione­s según los meses. Por eso, precisa, hay temporadas en las que se operadas o los tiempos de retención en los estanques de tratamient­o son demasiado largos”. Lazo explica que la planta puede ser de última tecnología, pero si el personal no tiene conciencia del efecto negativo que se produce por una mala operación “de nada sirve”.

Entre las soluciones que plantea el experto está en adquirir equipos de aireación. “La inversión es grande y los gastos de electricid­ad son altos, pero es el camino más sencillo”.

Respecto al tema, Ilfn Florsheim, vocera de Interagua que la semana pasada se reunió con los afectados, aseguró que la entidad está trabajando ya en un plan de acción que reduciría considerab­lemente los olores. El crecimient­o que ha tenido el sistema de alcantaril­lado de Guayaquil -confirmó- ha hecho que llegue mayor cantidad de aguas servidas a las lagunas y, por ende, se agudicen las quejas.

“Desde hace algunos años hemos venido trabajando en mecanismos para reducir el impacto, hemos invertido $ 8 millones, sin embargo, el problema persiste”. Ahora Interagua ha optado por inyectar agua oxigenada al sistema (la falta de este elemento descompone las aguas). “Hemos realizado pruebas y los resultados han sido favorables”.

Pese a ello, los habitantes, que -dicen- estarán atentos a los cambios, consideran que la molestia solo se irá cuando las lagunas sean reubicadas. Interagua, que ha confirmado que no será posible, adelanta que el problema acabará con la planta de tratamient­o Los Merinos, que estará ubicada en el mismo lugar y cuya obra, prevista a iniciarse en el 2020, permitirá tratar las aguas con procesos más tecnificad­os y procesos químicamen­te asistidos.

EL DETALLE Gases. El ácido sulfhídric­o es un gas inflamable, incoloro, tóxico y está presente en las aguas de alcantaril­la. Provoca manchas en las paredes, baños y metales.

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ÁLEX LIMA / EXPRESO Cercanía. Las lagunas están frente a la quinta etapa de la ciudadela Guayacanes, el sector más afectado.

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