Diario Expreso

El arte y la dedicación detrás de las sotanas

Una artesana orense elabora el atuendo de los párrocos católicos ❚ Ella borda con una antigua máquina de coser ❚ Las prendas son donadas por los fieles

- JHONNY CRESPO Correspons­ales ■ EL ORO

Cada punto y combinació­n de hilos de colores, trazados con una máquina de coser de más de medio siglo, le van dando forma al bordado para las vestimenta­s litúrgicas.

En la parroquia San Roque del cantón Piñas, El Oro, Silvia María Aguilar desde hace 28 años se dedica a bordar las indumentar­ias para los religiosos. Se concentra al máximo para no perder las líneas del bordado solicitado por los feligreses, quienes en su mayoría donan las prendas a las iglesias, esto en señal de penitencia o contribuci­ón a los párrocos.

Aguilar es la única artesana en esta localidad que se dedica a este antiguo oficio, que aprendió cuando estudiaba en el colegio. Recuerda que su exprofesor­a Mariana Gutiérrez le enseñó la técnica del bordado a través de la máquina de coser. Con el paso del tiempo per- feccionó el arte para entregar un acabado de calidad.

“El amor que le pongo al oficio es por Dios, porque sé que es para Él, más allá de que el sacerdote la utilice. Lo importante es que con esto me regocijo. Es una tradición que vengo cumpliendo por años”, manifestó la artesana de 46 años.

Esperanza Torres, de 42 años, moradora de la zona, comentó que el trabajo que hace Silvia es incomparab­le, tiene una técnica singular para bordar en una máquina de antaño. Torres relata que la artesana ya es conocida en el lugar, no solo por bordar piezas religiosas, sino también otras prendas utilizadas en ocasio- nes especiales. Mireya Muñoz, devota de 56 años, cada año por Semana Santa manda a bordar casullas, vestiduras litúrgicas que serán utilizadas por los clérigos. “Los bordados tienen un alto valor espiritual para mí”, aseveró la dama.

El padre Johnny Chuya Yungaicela, párroco de los barrios del este de Machala, dijo que en la celebració­n religiosa se utiliza una casulla, al igual que con los demás ornamentos litúrgicos, de un color u otro: hay blanco, rojo, verde y morado, además del color rosa y celeste para celebracio­nes especiales. Dijo el clérigo que a cualquier sastre o costurera se le encarga la vestimenta de uso diario, pero para el bordado de las piezas se llama a la experta.

En la eucaristía, la casulla, por ejemplo, no es un signo de superiorid­ad, sino que “nos recuerda que los ministros no estamos actuando a título personal, somos ministros de la Iglesia”, aseguró Chuya.

EL DETALLE Costuras. El tiempo que toma bordar un mantel es de una semana aproximada­mente. Su valor puede llegar a los 140 dólares.

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