Contraloría (III)
Los ecuatorianos creen que la Contraloría General del Estado es un organismo serio y de absoluta confiabilidad, pero a lo largo de su historia ha tenido negros episodios.
El tiempo no pasa en vano y voy a relatarles una época cuestionable de su ejercicio fiscalizador. Conocí, en atención a mi cargo, a tres contralores: Hugo Ordóñez E., Marcelo Merlo J., y Oswaldo Molestina Z., que fueron paradigmas de seriedad, corrección y honorabilidad absolutas. Sin embargo, ustedes deben conocer la existencia de mandos medios con la presencia de auditores y hasta directores de auditoría sobornables y capaces de todo.
Se hablaba entonces de auditorías a la carta y que era factible conseguir una responsabilidad administrativa o civil, evitando la penal. Es así, que dos ministros del período 84 - 88 (++), se empeñaron en enviarme a prisión y consiguieron a un director y auditores que actuasen al tenor de sus deseos. Gracias a la acuciosidad del contralor Oswaldo Molestina, quien minuciosamente revisaba cuanto debía firmar, se encontró una responsabilidad que, de haberla rubricado, me hubiera mandado a prisión. Pese a salir librado de inmediato, mi nombre y honor habrían quedado manchados de por vida.
Los canallas, director de Auditoría II y sus auditores, consiguieron una factura de una planta que no operaba para obtener evidencia de sobreprecio, falsearon el valor del transporte marítimo Indonesia - Guayaquil y aseguraron con la complicidad del director nacional de Migración, que quien firmó el contrato en Quito jamás estuvo en el Ecuador.
La lucha fue encarnizada y disfruté apostrofándolos en mis escritos. Finalmente, en la lectura del borrador final los aplasté, demostrando la inexistencia de la planta que emitió la factura falsa; probé que quien firmó el contrato estuvo 7 veces en el Ecuador y la empresa Transnave me certificó que los precios exhibidos por la Contraloría eran falsos.
Es por esto que en mi libro Patriotismo digo que a la sazón, la Contraloría General era la institución más putrefacta del Estado ecuatoriano. ¡Nunca entregaron el informe final!
Y sigo andando…