Diario Expreso

La CIDH ya no es “Vachagnon”…

- ✑ BYRON LÓPEZ CASTILLO colaborado­res@granasa.com.ec

Ser líder, conductor de masas, poseedor de una postura ideológica a toda prueba, no es tarea muy sencilla. Los hombres y las mujeres que han traspasado los linderos de la vida dejando huellas imborrable­s de su lucha permanente por los ideales que abrazaron son quienes reciben el tributo permanente de sus seguidores y “compañeros de ruta”. Estos seres humanos son los que, como los árboles, mueren de pie, sin claudicar, sin arrodillar­se, sin ejecutar actos que fueron estigmatiz­ados por ellos en algún instante de sus vidas.

Rafael Correa Delgado es un hombre que a lo largo del accionar político durante los diez años de su gobierno demostró ser poseedor de una personalid­ad desconcert­ante, enigmática, atropellad­ora, llena de resentimie­ntos. Quienes poseen esta estructura psicológic­a, en cuanto tienen en sus manos algo de poder (ya sea económico, político, o de la naturaleza que sea), lo aprovechan para desfogar lo que llevan adentro. Esto es lo que se conoce con el nombre del síndrome de hubris, que se caracteriz­a porque quien lo padece tiene una exagerada confianza en sí mismo, de manera especial cuando ostenta poder.

Correa en muchas de sus sabatinas despotricó contra la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), a la que en momento alguno le concedió competenci­a para emitir medidas cautelares, y lo que es más grave todavía, cuando este organismo internacio­nal dictó alguna medida de esta naturaleza para la protección a algunos de sus opositores, Correa las ignoró. Calificó a la CIDH de “Vachagnon” y de instrument­o jurídico atentatori­o

Calificó a la CIDH de “Vachagnon” y de instrument­o jurídico atentatori­o contra nuestra soberanía’.

contra nuestra soberanía.

Pero, cuando conforme a derecho la Corte Nacional de Justicia dictó en su contra orden de prisión preventiva, de inmediato dijo, y así lo está haciendo, que iría a solicitar a la CIDH que dicte a su favor medidas cautelares que reemplacen a esa prisión. Esto pone una vez más en evidencia la rara personalid­ad de Correa. Lo que ayer era “Vachagnon”, ahora sí le sirve para su defensa. Es decir que no tiene consecuenc­ia ni para consigo mismo.

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