Con distinciones, el barrio Orellana festejó reencuentro
Las viejas anécdotas salieron a relucir entre copas ❚ Algunos de los asistentes llegaron desde otros países ❚ Los vecinos se resisten a perder la tradición
Se instalaron entre las calles Carchi y Manuel Galecio, una de las zonas más transitadas de su barrio y donde hace muchos años existía un ramal del estero al que acudían los niños a nadar. Iniciaron cantando el himno a Guayaquil. De fondo un cartel de color celeste tenía su eslogan: ‘Hermanos por siempre’, y después, un minuto de silencio recordó a los que ya descansan en paz.
El barrio Orellana, localizado en el centro de la urbe, también celebró las fiestas de Guayaquil. Como cada año, quienes nacieron y crecieron allí se reunieron para charlar, saludar y compartir unas copas.
“Aquí nos quedamos hasta que el cuerpo aguante porque algunos vienen desde Estados Unidos y Europa solo para esta celebración”, comentó a EXPRESO Carlos Rodríguez, quien junto a Roberto Galier organizan desde hace 15 años este tradicional reencuentro.
EL DETALLE Historia. La ciudadela fue construida por el Seguro Social hace 60 años. Desde allí se inició la expansión de Guayaquil hacia el norte, a finales de los años 40.
Federico Suárez, conocido en la zona como Pico, es ejemplo de aquello. Él reside en Los Ángeles-estados Unidos con su familia, pero anualmente regresa para converger con la barriada que lo vio nacer.
El pasado 12 de julio, como regalo de cumpleaños 80, Suárez recibió de sus hijos un boleto de ida y vuelta por una semana a Punta Cana- República Dominica. Sin embargo, el hombre pidió a los suyos que cambiasen el tique por uno a Guayaquil para llegar puntual a esa reunión de vecinos. Así lo hicieron. “Este fue un hermoso regalo”, asegura. Es que para él como para los más de 200 moradores que acudieron al evento, aquello significa mucho: orígenes, buenos recuerdos y nostalgia.
La fiesta por primera vez contó con condecoraciones. Cinco de los más antiguos vecinos, entre los que estuvo Gustavo Plaza, Eloy Guerrero y Édgar Mendoza, recibieron la placa ‘Amigos entrañables’, por ser “buena onda en el barrio”.
Un ambiente de armonía y amistad era lo que se sentía. Los viejos amigos compartían bromas, risas y abrazos. Entre ellos se tienen bien identificados. Por ejemplo, del más entusiasta se decía que era don Marcelo Calero Martínez, quien llegó a la cita desde Quito un día antes.
A Eloy Guerrero le tocaba dos títulos, el del reconocido deportista de quienes todos se sentían orgullosos, y el del más veterano, con 82 años. Aunque este último no terminó por convencerlo. “No estoy tan seguro de ser el más veterano, porque hay algunos que se quitan años”.
Por su parte, Raúl Martínez mantenía la calma, pues es considerado el más reservado
En este vecindario viví mi juventud, conocí grandes amores y a mis mejores amigos. Hace muchos años me desligué del barrio y ahora estoy retomando todos los recuerdos. Llegué a vivir a este barrio desde muy pequeño y por eso me mantengo pendiente de todo lo que ocurre aquí, porque le pertenezco a esta ciudadela. RAÚL MARTÍNEZ ROBALINO Comerciante importador, quien ha permanecido en el barrio Hace como cincuenta años no veía a algunos amigos y qué gusto encontrarlos hoy aquí. Extraño a otros amigos que ya no están, pero los tengo siempre presente.
de todos.
Un vecindario donde han nacido increíbles historias de profesionales, estrellas del deporte y de honorables hombres y mujeres, se unió a las fiestas julianas.