Dos ‘cirujanos’ retocan muñecas en Roma
La familia de artesanos, Squatriti, repara tesoros rotos desde 1953
En la vitrina de la tienda en el corazón de Roma se amontonan fragmentos de viejas muñecas: parece un filme de horror o un homenaje a la belleza perdida. En realidad es, desde 1953, el hospital de muñecas de la familia Squatriti.
Federico y su anciana madre Gelsomina, conocida como Gelsy, reparan porcelana, nácar, papel maché, marfil y cera.
A su alrededor, títeres y pequeños soldados de plomo, ídolos mexicanos y jarros centenarios se amontonan hasta el techo. Pero lo que más resalta son las muñecas, muchas antiguas, la mayoría del siglo XIX.
“Este es el depósito de las muñecas olvidadas”, indica Federico, poco antes de bajar al piso semienterrado.
“Están en una especie de limbo. Si los propietarios vienen por ellas, bien, si no, se quedan con nosotros hasta que nosotros vivamos”, confiesa.
El hospital de las muñecas, no muy lejos al célebre liceo artístico de Roma, donde se han formado numerosos artistas, es un taller que se ha mantenido congelado en el tiempo. Por su pequeña tienda han pasado princesas, intelectuales, actores. Algunos se han convertido en amigos.
Según Squatriti, solo hay un puñado de restauradores como ellos en Italia y por ello los clientes vienen de todas partes del país e incluso del resto de Europa o África.