E-mail: jorgedelgadoguzman31@gmail.com Buenos modales, obligación del jugador
En nuestros relatos hablamos siempre del ayer, por supuesto, con mucho respeto, pero hoy escribiremos de la actualidad.
Hace pocos días vimos una vez más la celebración de un gol en nuestro campeonato nacional, con el agitar de la camiseta en las manos y gritando como que si fuera el premio mayor de la lotería. No sé cuándo comenzó este tipo de festejo, pero está siendo muy repetitivo en el medio local.
Desde mi ubicación de arquero, vi a Sigifredo ‘Agapito’ Chuchuca anotar muchos goles, pero nunca sacarse la camiseta, ni que saliera de la cancha a abrazar a sus compañeros. Ellos en el banco festejaban el gol, y esa era la mejor felicitación. Carlos Raffo, un referente del fútbol en Emelec, nunca se despojó de su camiseta, y eso que hizo muchos y bonitos goles. Polo Carrera, en el fútbol capitalino, dijo siempre que el anotar un tanto era mantener la serenidad y el respeto para el público que lo admiraba. En este apartado no podemos dejar de recordar a quien fue ídolo del fútbol mundial, Alberto Spencer Herrera. Hizo goles en muchos países de América y Europa, y nunca pensó en quitarse la camiseta para festejar sus anotaciones maravillosas. Incluso, en una ocasión jugando por Barcelona en Argentina, alguien le pidió la camiseta y la respuesta de Alberto fue tajante: Esta camiseta tiene mi sudor, por eso la respeto y la guardo.
El domingo pasado, en nuestro fútbol, hubo una demostración de mala educación y quemeimportismo para los colores de un equipo, cuando un integrante del Emelec se despojó de su camiseta, se salió de la cancha e hizo lo que le dio su alocada euforia. Pocos minutos después fue expulsado con tarjeta roja.
Ojalá los directivos de nuestros clubes tomen medidas drásticas para frenar esta falta de respeto para quienes, con mucho esfuerzo, asisten con familias y especialmente niños a un espectáculo futbolístico. Estoy seguro que cuando a los jugadores se les toque el bolsillo con fuertes sanciones económicas se eliminará esta vulgar práctica. Sé que nuestros deseos, y estoy seguro que el de muchos aficionados, estarán de acuerdo con esta manifestación.
Escribimos del ayer, pero tampoco podemos olvidar lo malo del presente.