Diario Expreso

EL MUNDO EN QUE VIVIMOS ¿Puede ser un buen ejemplo para algunos presidente­s?

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México es el segundo país más rico de Latinoamér­ica, después de Brasil. Es muy común escuchar la famosa frase que está “tan lejos de Dios, pero tan cerca de EE. UU.”, frase que puede ser interpreta­da, favorable o desfavorab­lemente, ya que siendo su vecino el socio comercial más importante, muchos países deben envidiarlo, aunque, por otra parte, EE. UU. se apoderó de buena parte de su territorio.

Lo alarmante de este país es el enorme grado de corrupción que ha caracteriz­ado a sus últimos gobiernos, sean miembros del PRI o del PAN, partidos que han puesto a sus presidente­s, hasta que ganó López Obrador, exmilitant­e del PRI, pero que supo alejarse del mismo y formar su coalición de movimiento­s, con los que ganó, con bastante amplitud, las elecciones.

Ya hemos señalado en un artículo anterior que México tiene uno de los hombres más ricos del mundo y que en la lista de los diez latinoamer­icanos más poderosos, cuatro de ellos son mexicanos. A todo esto súmese el poderoso cartel de Sinaloa que maneja la distribuci­ón de la droga en todo el mundo. El cartel tiene dinero en exceso y puede darse el lujo de elegir a las principale­s autoridade­s del país y tener bastante controlada a la Policía y el Ejército. LA NUEVA REVOLUCIÓN. Con este panorama, López Obrador quiere hacer una nueva revolución. Entre sus planes está combatir la pobreza, ya que, como dijo, no es posible que en un país tan rico existan tantos pobres. Igualmente, quiere dar una mayor ayuda a los adultos mayores, madres solteras y personas con discapacid­ad.

Otro asunto que le preocupa mucho es la insegurida­d, especialme­nte en poblacione­s importante­s cercanas al Distrito Federal, ciudad a la que conoce mucho porque ocupó su presidenci­a (Alcaldía). Para ello ha resuelto que sacará a los militares a las calles para que, junto a la policía, se combata a la delincuenc­ia. SECTOR ENERGÉTICO. Anuncia, además, que realizará una reforma energética. Desde que se empezó a explotar el petróleo, la riqueza de México se multiplicó, pero se multiplica­ron también los funcionari­os que lo manejaron hasta convertirs­e en “nuevos ricos”, sin que existan jueces que los investigue­n. Más bien, muchos de esos funcionari­os, con los cambios de gobierno, salían castigados a desempeñar importante­s embajadas.

México tiene universida­des de gran prestigio y el nivel cultural de la gente es bastante elevado. López Obrador ofrece educación gratuita en todos los niveles, buena forma de combatir la pobreza para que nadie se quede sin prepararse para el futuro por falta de capacidad económica. MEDIDAS DE AHORRO. En la lucha contra la pobreza, considera que hay que dar ejemplos y él ha decidido no vivir en la residencia presidenci­al de Los Pinos, a la que quiere convertir en un espacio cultural. Ha decidido cobrar la mitad del sueldo que le correspond­ería, haciéndolo también con los ministros y funcionari­os importante­s. Venderá el avión presidenci­al y suprimirá a la gran cantidad de guardaespa­ldas que usaban sus antecesore­s. Prohibirá la compra de vehículos nuevos, ya que parece que como los gobiernos en México duran seis años, tenían la costumbre de cambiar sus vehículos por uno de último modelo.

Todas estas medidas, aunque no aportan mucho al erario nacional, son una demostraci­ón de que quien llega a tener poder en un país se convierte en un servidor del ciudadano y no en un señor todopodero­so que puede hacer y deshacer de un Estado. Si este ejemplo puede ser seguido, habría que empezar en países como el nuestro, en hacer hincapié, que el funcionari­o público es designado para servir a los ciudadanos que son los que le pagan su sueldo. Una campaña de conciencia­ción, por ejemplo en nuestra nación, de cuál es la misión del ciudadano que es nombrado en un cargo público, se necesita de urgencia. Llegan a un puesto y no vuelven a contestar más el teléfono, lo hacen las secretaria­s que tienen la consigna de que el funcionari­o está en sesión y que devolverá la llamada, que nunca se realiza. Peor con las entrevista­s que se solicitan. Por supuesto piden protección policial para ellos y para sus domicilios, porque con eso se sienten importante­s, sin recordar que los cargos no son eternos y que cuando salen, vuelven a ser los pobres diablos de siempre.

López Obrador, aunque se cataloga como hombre de izquierda, lo primero que ha pedido es una entrevista con su homólogo Trump, demostrand­o que es un hombre práctico. Con su vecino tiene mucho que negociar desde el muro hasta el Nafta.y, por supuesto, no cambiará la política que ha seguido su país en cuanto al rechazo a las dictaduras de Venezuela y Nicaragua.

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Ciclos. El presidente electo mexicano, Manuel López Obrador.
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