Urgen definiciones
EDITORIAL
Un largo camino han tenido que transitar las reformas a la Ley de Comunicación (LOC), las cuales todavía se debaten en la Comisión de Derechos Colectivos de la Asamblea sin resultados concretos, como ha sucedido con muchas otras normas postergadas por falta de consensos.
Pasaron casi tres meses desde que el presidente de la República, Lenín Moreno, hiciera pública su decisión de acabar con el espíritu punitivo de este cuerpo legal que tanto limitó al periodismo nacional, desde que fuera aprobada por una Asamblea con mayoría gobiernista que apoyaba el control estatal de los medios de comunicación.
Es precisamente esto lo que se debe cambiar, porque la razón de ser del oficio radica en la fiscalización del poder.
Fueron cinco años en los que la Supercom decidía a diestra y siniestra lo que los reporteros debían publicar para afianzar el estado de propaganda, perjudicando así al ciudadano común que se informaba a cuentagotas en un ambiente de censura.
En este lapso, la consigna fue promocionar las obras de un régimen que se había declarado enemigo de las libertades de expresión y de prensa, fundamentalmente, con figuras tan atípicas como el linchamiento mediático y la prohibición de la censura previa, marcada por la responsabilidad ulterior, que se definía en un tribunal de excepción que actuaba como juez y parte.
La Ley de Comunicación también confundió interculturalidad con multiculturalidad, convirtiendo procesos tan complejos como la ancestralidad y cosmovisión de
Fueron cinco años en los que la Supercom decidía a diestra y siniestra lo que los reporteros debían publicar para afianzar el estado de propaganda, perjudicando así al ciudadano común’.
los pueblos y nacionalidades en simples fetiches folclóricos que debían ocupar el 5 % del espacio de los medios de comunicación.
En definitiva, mucha agua ha corrido bajo el puente y la clase política ecuatoriana no termina de ponerse de acuerdo en las reformas que necesita el país para extirpar la mordaza y tener una comunicación de calidad, sin ambages, ni tampoco intromisiones del régimen de turno, porque, como dijo el argentino Rodolfo Walsh, el periodismo es libre o es una farsa.
La Comisión ha prometido que se reunirá después de la vacancia legislativa con el fin de aprobar el texto para primer debate. Se espera que el tema no se enrede en discusiones innecesarias, ya que los legisladores le deben al país definiciones sobre un aspecto que ya se ha dilatado por mucho tiempo.